Opinion
Los
medios por la mitad.
(Pues entonces: ¿quién tiene el control?)
Resulta
poco imaginable una empresa dedicada a fabricar contenidos que pueda resistir
eternamente sin elaborarlos, crearlos, diseñarlos y/o producirlos.
¿Verdad? En la Argentina, hasta eso es posible.
Los medios de comunicación no hacen otra cosa mas que “clonar”
programas, reiterando conceptos una y otra vez, pero... resisten.
Cada vez tienen menos audiencia, pero... aguantan.
A diario diseñan “trucos” para “arrebatarle”
dinero a sus esponsor con artimañas poco legítimas llamadas
de formas diversas, pero... sobreviven.
El problema de los medios no se arregla desde ellos, el problema de los
medios está en ellos.
No es lo mismo constituirse que corromperse, pero los ejecutivos de estas
empresas no hacen nada para que el público note la diferencia.
La actitud indiferente y de “ombligo del mundo” que tienen
los responsables éticos y estéticos los convierten en “gigolos”
que cobran por no hacer nada. Hasta que el medio ya no produce los ingresos
que se esperaban, y entonces se lo culpa, castiga, amenaza y hasta abandona,
huyendo de la “escena final”, cual virrey que escapa de su
virreinato destituido; siempre por la “puerta de atrás”.
Una de las preguntas que surge es... ¿a quién le interesa
esta abulia incompetente y poco rentable?.
Tal vez a aquellos ¿profesionales? que “encuentran el cargo“
-llevándoselo por delante y “sin darse cuenta”- en
el fondo de una copa o debajo de una sábana de seda, y que al no
saber manejar este negocio desde la idoneidad y el profesionalismo, lo
hacen desde la improvisación y la casualidad.
Es imposible pensar en el dulce de leche sin leche, en una embarazada
sin panza o en un gol sin pelota.
Lo mismo ocurre con los medios de comunicación sin comunicadores
que sepan, al menos, lo que significa hablar y escribir en forma profesional,
ilustrativa y atractiva; o trabajadores idóneos para descubrirlos,
convocarlos, apoyarlos y exigirlos al limite.
¿Cuántos profesionales de la palabra trabajan en los medios
de comunicación actualmente? ¿Qué puede transmitir
una persona que no conoce el verdadero sentido que tiene la palabra? ¡No
nos confundamos! Los medios no están embruteciendo al pueblo, sino
que la gente ha tomado el control de aquéllos, como consecuencia
de la impericia de los que se supone deberían estar asumiendo esa
función “profesionalmente” (doble problema: profesional
y mente).
Pues entonces, ¿quién lo tiene?; ¿quién tiene
el control de los medios?
En este caso, el Gran Bonete es un Mega Gran Bonete que contiene un enorme
lote de preguntas sobre situaciones que parecían definidas pero
que aparecen cada vez menos claras.
Las preguntas que se lanzan como una estampida a la superficie son inevitables.
Por ejemplo si los medios siguen privatizados, ¿por qué
hay que salir a pedir subsidios disfrazados de pauta publicitaria?. ¿Por
qué profesionales de “primera línea” podrían
necesitar subsidios si la tarea es conquistar contratos privados de inversión
publicitaria?. ¿Será más sencillo “transar”
subsidios que negociar contratos?. ¿Para qué sirve tener
un negocio “privado” manejado por ejecutivos “privados”
de idoneidad?.
Si el nivel de inoperancia que muestran los “privados” para
el manejo de negocios específicos es tan grande, ¿qué
esperan para regresarlos al lugar de donde vinieron?.
A ambos (privados y medios).
¿No será esta una estrategia para lograr ese objetivo?.
¡Y no hablamos del Estado!.
¿Será que la impotencia, inoperancia y negligencia de los
“brokers” privados para continuar al frente de un servicio
público ya los desborda y ven en la re-estatización una
forma decorosa de “salir del apuro”?. Los medios están
por la mitad... ¿quién tiene la otra mitad?.
Si hallamos al que tiene el resto: ¿qué se puede hacer para
unir ambas mitades y acceder a la “piedra filosofal” escondida
en el sarcófago que cubre y protege al cuerpo momificado del “Rey
Medios”?.
¿Será necesario librar una nueva “Guerra Santa”?.
¿Deberíamos crear a un Atila “reversionado”
que comande los destinos de los nuevos Hunos?.
Una vez acordados los términos entre los Hunos... ¿qué
hacemos con los “Hotros”?
Ah! Un último comentario por si no quedó claro... En este
caso, la culpa sí es del chancho.
* Mario
Vila, creativo
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