El Gobierno
nego las acusaciones
Denuncian
antisemitismo en medios oficiales venezolanos
El mundo
tiene para todos, pues, pero resulta que unas minorías, los descendientes
de los mismos que crucificaron a Cristo, los descendientes de los mismos
que echaron a Bolívar de aquí y también lo crucificaron
a su manera en Santa Marta, allá en Colombia. Una minoría
se adueñó de las riquezas del mundo, una minoría
se adueñó del oro del planeta”.
La frase fue dicha durante una celebración de la Navidad, por el
presidente de Venezuela, Hugo Chávez y desató la polémica.
Inmediatamente, el Centro Simon Wiesenthal de la Argentina, (ONG internacional
de derechos humanos con status ante la ONU, la UNESCO, la OEA, la OSCE
y el Consejo de Europa) condenó “enérgicamente las
declaraciones antisemitas” del Presidente.
En una carta al primer mandatario de la República Boliviariana;
Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del Centro Wiesenthal
y Sergio Widder, representante para América Latina señalaron
que “en sus palabras convergen dos argumentos centrales del antisemitismo,
tanto en lo que respecta a la acusación a los judíos de
haber matado a Jesús, como la asociación de ellos con las
riquezas. Ambos elementos han servido como excusa perfecta para justificar
las más crueles persecuciones y matanzas a lo largo de dos milenios”.
Samuels y Widder agregaron que harán un llamamiento a los gobiernos
de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, así como ante la Presidencia
de la Comisión de Representantes Permanetes del MERCOSUR para que
se suspenda el proceso de incorporación de Venezuela a este bloque
regional mientras Chávez no se disculpe públicamente por
sus manifestaciones antijudías.
La carta agrega que “resulta particularmente paradójico que
el presidente del país que en pocos días más servirá
de anfitrión al encuentro más renombrado del pensamiento
progresista, el Foro Social Mundial, utilice una retórica reaccionaria
y medieval. Sus dichos remiten a la diatriba negacionista del Holocausto
del presidente iraní Mahmoud Ahmedinejad, que han merecido el rechazo
absoluto de la enorme mayoría de la comunidad internacional”.
Por su parte, la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela
(CAIV) presentó pruebas a Chávez denunciando racismo en
medios oficiales y manifestaron su “gran inquietud y preocupación
por la ola de comentarios antisemitas generados en varios medios de comunicación
oficiales y organismos vinculados al Gobierno”. Pero descalificó
la denuncia del Centro, por actuar “sin consultarnos”.
Sin embargo, luego del encuentro con el mandatario y el vicepresidente
José Vicente Rangel, el presidente de la CAIV, Freddy Pressner,
dijo: “No hemos venido a zanjar diferencias porque no las hay. Hemos
venido a plantear lo que son principios de vida judía”.
En cambio, el representante de esa comunidad recordó que Chávez
fue “contundente al manifestarse contra el antisemitismo”
en su mensaje anual ante la Asamblea Nacional, “por lo que le hemos
solicitado haga permear esta posición a todas las instancias gubernamentales”.
En declaraciones escritas, Rangel aseguró que el Ejecutivo “no
practica ninguna política negadora de un pueblo o de un Estado”.
Informó que Chávez expresó a la directiva de la CAIV
su respeto “al pueblo judío, al Estado de Israel y por supuesto
a la comunidad judía en Venezuela, la cual cuenta con todas las
garantías para desarrollar su actividad económica, social
y cultural”.
A través de un comunicado del Ministerio de Información,
el Gobierno aseguró que Chávez “no hizo mención
directa a los judíos en su discurso”. En cambio se trato
de una “manipulación” basada en la “supresión
de las líneas: ´los descendientes de aquellos que expulsaron
a Bolívar y lo crucificaron a su manera en Santa Marta, en Colombia´,
omisión necesaria para establecer una continuidad entre “los
descendientes de los que crucificaron a Cristo” y la minoría
´que se apoderó de las riquezas del mundo´. La lectura
integral del párrafo basta para desmentir la interpretación”.
Días más tarde, mediante otro aviso oficial, llegó
la respuesta a un anuncio de prensa, donde un grupo de escritores y artistas,
profesores e investigadores manifestaron sentir ‘’asombro
y consternación’’ ante ciertas alusiones antisemitas
‘’apenas encubiertas’’ en el discurso del Presidente.
El historiador Manuel Caballero, uno de los promotores del comunicado,
aseguró en entrevista telefónica con la agencia AP sentirse
preocupado por una posible ‘’radicalización’’
del Gobierno.
Por su parte, la institución oficial retrucó: “No
es necesario defender a quien no necesita defensa, acusado de faltas que
nunca existieron. Pero sí lo es desenmascarar esta nueva campaña
mediática antibolivariana de la administración Bush, y la
lamentable falta de honestidad intelectual de una vieja ´élite
cultural´ que miente para desprestigiar y deslegitimar a un gobierno
democrático, y justificar así la intervención militar
de su propio país”.
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