*Opinion
Buenas
noticias
En
1989, la Ley 23.696 encomendó al Poder Ejecutivo Nacional iniciar
el proceso de normalización del espectro radioeléctrico,
hasta entonces afectado por algunas emisiones clandestinas de radio y
televisión.
Quienes entonces trabajábamos en tele-radiodifusión, comprendimos
que el artículo 65 de esa ley -al posibilitar que las emisoras
clandestinas funcionen con un permiso precario y provisorio hasta la sanción
de una nueva norma - reconocía a quienes en los años de
plomo, resistieron a la dictadura, a través de los medios instalados
al margen de la legislación.
Esos pioneros fueron así premiados por su contribución en
el camino a la democracia, recibiendo la promesa de que bien pronto una
nueva disposición les otorgaría la licencia.
El sistema falló, la promesa no se cumplió y en pocos años
miles de nuevas emisoras ocuparon las frecuencias disponibles frustrando
los intentos de volver al orden y la vigencia de la ley.
Lo cierto es que desde entonces han transcurrido más de quince
años y varias administraciones fracasaron en el propósito
de regularizar el funcionamiento de las emisoras instaladas al margen.
La Autoridad de Aplicación, a veces de buena fe y otras no tanto,
aseguró resolver el problema y en realidad contribuyó a
agravarlo; solucionando, en el mejor de los casos, las necesidades de
amigos y allegados.
Llagamos de tumbo en tumbo a la situación actual.
En 1994, la Secretaria General de la Presidencia de la Nación suspendió
el curso del Proceso de Normalización, para resolver la incorporación
de las personas jurídicas sin fines de lucro en los alcances del
artículo 45 de la 22.285.
La promulgación de la 26053 resolvió el problema, al eliminar
la restricción que la normativa sustituida imponía.
El pasado 16 de junio, la Resolución 672 de la Secretaría
General dejó sin efecto la suspensión del proceso de adjudicación
directa y los concursos para el otorgamiento de licencias de radiodifusión
sonora por modulación de frecuencias, aprobó el pliego de
bases y condiciones y destrabó el proceso.
Cabe preguntar: ¿será posible recorrer finalmente el camino
que lleva a la regularización del espectro?; todos los sectores
involucrados tienen dudas y una nueva amenaza ensombrece el incipiente
proceso. Se ha de satado una catarata de ofertas que prometen la inmediata
solución para quienes aspiran a un permiso.
Asesores, con el rotulo de “expertos” ofrecen licencias, envían
formularios e instructivos con esa finalidad, pese a que aún no
fueron dictadas normas básicas indispensables.
La codicia de tales “mercaderes” representa un nuevo escollo,
genera expectativas y confunden, aprovechando la indiferencia de algunos
y la complicidad de otros.
Tal vez la Autoridad de Aplicación deba hacer pública la
real situación en que se encuentra el tema; dando amplia difusión
al proceso de estudio y consultas en el que está abocado y como
previo a reanudar la tarea.
Al fin y al cabo, esa será una contribución indispensable
para el esclarecimiento de todos los que esperan obtener una licencia
a través de un método sencillo y transparente.
*Por
Horacio Martinelli, abogado especializado en radiodifusión
|