La televisión
llegó a nuestro país allá por 1951, cuando los programas se hacían "a
pulmón" y las grabaciones aún no existían. Con el correr de los años se
convirtió en testigo de los hechos más importantes de la historia y –por qué
no- de la vida de la gente común, de las cosas de todos los días.
Hoy ya no
sorprende a nadie que las personas se muevan y hablen dentro de lo que alguna
vez fue la "caja boba". Y se la extraña si desaparece de la rutina
familiar.
Pero en sus
comienzos todo era diferente. Y fue en 1959 cuando la televisión se privatizó
por primera vez y la variedad de géneros televisivos asomó a la pantalla. Fue
entonces cuando nació la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA), que
el pasado 15 de septiembre festejó sus cuarenta primeros años con una
multitudinaria cena en el Marriott Plaza Hotel.
Importantes
personalidades del ambiente político, empresarial y artístico se dieron cita en
este evento que, por su relevancia, contó con la presencia del presidente Carlos
Menem y tres de los candidatos a cumplir sus funciones a partir de diciembre
próximo, Eduardo Duhalde, Fernando de la Rúa y Domingo Cavallo.
Una vez que los
invitados se ubicaron en sus lugares, el presidente de la entidad -Carlos
Fontán Balestra- expresó, como vocero de las veintidós emisoras televisivas que
representa ATA, su reconocimiento a la voluntad política del presidente de la
Nación que "apenas asumió el máximo cargo de la República, y cumpliendo
fielmente una promesa de su campaña, puso los canales de televisión en manos de
la libre empresa. Han pasado diez años desde entonces -siguió Balestra-, pero
no por eso olvidamos que una de las primeras medidas del gobierno fue ordenar
una prolija y transparente licitación pública...". Además, el empresario
expresó que "todos estamos de acuerdo en modificar, actualizar una antígua
y arbitraria ley de Radiodifusión".
En referencia a
la privatización aludida por Fontán Balestra, Menem señaló: "Mis
antecesores no quisieron medios de comunicación privados porque les temieron a
las críticas. En cuanto a mí, no tengo nada que reprochar a los críticos y
prefiero ser mil veces injustamente atacado, que dar un solo paso atrás en la
privatización de los medios y en las medidas que he tomado respecto de la
libertad de prensa y de opinión, con una libertad para expresarse tan sólida
que no tiene antecedentes". A esto agregó que "es obligación de un
estadista preparar para su generación la libertad de la generación siguiente. Y
eso sólo puede lograrse con medios de comunicación liberados de la mano del
Estado", afirmó Menem.
Asimismo, se
mostró un partidario de la libre competencia al decir: "He sido y soy
defensor de la libre empresa; sólo así los empresarios se desafían a sí
mismos".
La ocasión fue
oportuna para la presentación de "El libro de oro de nuestra
televisión", que les fue entregado a Menem, Cavallo, De la Rúa y Duhalde
junto a una plaqueta recor-datoria ilustrada por Nik. El presidente de la
Argentina dijo, con tono risueño: "Me están haciendo muchos regalos. Será
porque me voy".
Las
personalidades más importantes del quehacer político, empresarial y artístico
disfrutaron de la velada en el Marriott y se mostraron en todo su esplendor.
Las mujeres
lucieron sus mejores vestidos y a los caballeros se los vio con elegantes
trajes. Entre las damas, fueron varias las que atrajeron la atención de los
flashes y las cámaras de televisión, como Susana Giménez (acompañada por el
"Corcho" Rodríguez) y las recientemente amigadas Moria Casán y Graciela
Alfano.
También
estuvieron presentes: Zulemita Menem, Ernestina Herrera de Noble,
"Chiche" Duhalde, Beatriz Gutiérrez Walker, Selva Alemán, Carmen
Barbieri, Ana María Campoy, Nora Cárpena, Flavia Palmiero, Mercedes Morán (que
ingresó junto a su pareja en la ficción, Juan Leyrado), Jorge Domínguez, Héctor
Larrea, Marcelo Tinelli, Nicolás Repetto, Adrián Suar (con su mujer, Araceli
González), Jorge Guinzburg, Alberto Kohan, Constancio Vigil, Eduardo Eurnekian,
entre otras importantes figuras.
En resumen: fue
una cena a lo grande, testigo de la reunión –en el mismo lugar y momento- del
actual presidente de la Nación y de los tres candidatos más fuertes a ocupar su
sillón en la Casa Rosada. Las luminarias del espectáculo también dijeron
presente y mostraron sus mejores galas.
Las mujeres más
fotografiadas fueron la morocha y la rubia con más presencia mediática en la
actualidad: Moria Casán y Graciela Alfano, que esta vez no se besaron entre ellas
sino que aprovecharon la oportunidad -igual que la gran mayoría de los
invitados- para fotografiarse con el Jefe de Gobierno de la Nación. Su hija no
se mostró celosa y lo dejó rodearse de las bellezas femeninas más codiciadas
por los hombres argentinos.
Así transcurrió
una noche que combinó la frivolidad con el futuro político del país, y
particularmente, de la Radiodifusión vernácula (ver recuadro).
En su discurso, el presidente de ATA no
dudó en dedicar unos párrafos a la urgente necesidad de sancionar una nueva ley
de Radiodifusión. Y fue con ese objetivo que se dirigió a los candidatos
presidenciales presentes en la ocasión, aunque reconoció previamente el empeño
de Menem "esta vez sin suerte, a pesar del esfuerzo de las actuales
autoridades mediante decretos y resoluciones positivas".
Refiriéndose a la norma que debe aprobarse,
Fontán Balestra afirmó: "Todos estamos de acuerdo en que es necesario
modificar la actual, antigua y arbitraria ley, sancionada durante el último
gobierno militar, que ampara la clandestinidad en todas sus formas, encierra
normas ambiguas y permite que cualquier funcionario se transforme en fiscal de
la pantalla. Una puerta abierta a la arbitrariedad y al totalitarismo: dos
males que los argentinos sufrimos durante demasiado tiempo, que dejaron
profundas heridas y que no queremos ver ni en la peor de nuestras
pesadillas".
Pero el tema no se agotó con estas
palabras, sino que el empresario televisivo continuó expresando su anhelo de
una ley más justa: "Sancionemos una Ley de Radiodifusión que permita
realmente una televisión independiente. Independiente y sin peligro, porque esa
televisión demostró que puede autocontrolarse y estar a la altura de los nuevos
tiempos. Lo único que necesita, para ser más y mejor todavía, es una ley
coherente y moderna".