Por Dr. Horacio Martinelli
Sin perjuicio de que algunos grupos multimedios parecían conocer con mucha antelación que el máximo de licencias por licenciatario pasaría de 4 a 24, según se acaba de establecer por el Decreto 1005/99, la primera lectura e interpretación de la misma hace concluir que los medios chicos del interior serán los principales perjudicados por esta norma.
Porque la conjunción de dos disposiciones, una permitiendo el máximo de 24 emisoras y la restante, dando la posibilidad de crear cadenas privadas de radiodifusión previa autorización del organismo contralor ( cabe recordar que el Artículo Nº 68 de la Ley lo prohibía expresamente diciendo: "no podrán constituirse redes privadas permanentes. No obstante, para la emisión de programas de interés general el COMFER podrá conceder autorización para constituir redes transitorias") abre aquí un frente de conflictos y de negocios que en todos los casos podrían afectar a las radios chicas.
Es decir, que las cadenas con cabeceras en Capital Federal que antes hacían contratos de prestación con emisoras locales para difundir parcialmente su programación, beneficiándose recíprocamente, ahora se van a instalar con una emisora propia en la localidad disputando también en el mercado publicitario referido.
Ello en desmedro del trabajo y de la producción local y en beneficio de las trasmisiones satelitales que reducirán costos y permitirán competir con una tarifa subsidiada.
Es decir de la nula posibilidad que tendrán las emisoras pequeñas y medianas del interior de obtener la autorización del COMFER para constituir una cadena privada cuando la autorización la obtengan -seguramente en términos ultrarrápidos- los multimedios nacionales.
Una vez más la ley del gallinero.