El ejemplo de una comunitaria modelo
Pese a que
la ley 22.285 restringe la posibilidad de instalación de radios comunitarias,
en un poblado suburbio del sur de la provincia de Córdoba funciona una emisora
de esas características que es una clara
muestra de para qué sirve y
cuánto sirve un medio de difusión apuntado esencialmente a la comunidad en la que incide.
El barrio de Villa El Libertador es un nutrido
conglomerado de casas de gente simple, trabajadora, de clase media en las condiciones en que pervive la clase media
desde 1989 a la época. Una comunidad dinámica, preocupada por los temas que
hacen a sus condiciones de vida y en la que los vecinos, pese a ser periferia
de una gran ciudad como Córdoba, se conocen, se cruzan por las calles todos los
días y aún se saludan con respeto y cordialidad.
A esa gente está apuntada la Radio Sur, esa que surge
sin estridencias, con la palabra justa y el tono adecuado cuando la perilla del
dial se clava en el 90.1 del espectro de la Frecuencia Modulada.
El director de la emisora, Mario Farías, es un joven
emprendedor, más afecto a las virtudes humanas de la comunicación que al fin
-legítimo, por supuesto- de convertir a los medios de comunicación en una usina
generadora de dinero.
“Nuestro objetivo es vincular, desde el punto de vista
de la comunicación, a todas las organizaciones de la sociedad civil entre sí y
con los factores de poder. Nosotros le damos espacio a sus actividades -que son
muchas- a sus inquietudes, actuamos como punto de contacto para que interactúen
y beneficien a la comunidad, y también procuramos que todo ese trabajo silencioso
y anónimo no quede en el vacío. Trabajmos con los hechos que le suceden
cotidianamente ala gente; nos interesa que encuentren en la radio un vehículo
de educación, información y cultura, y que esas actividades se difundan”.
Mientras repasa un ejemplar de la Revista Tercer
Sector, que en su último número publicó en la página 40 una nota sobre la
emisora, Farías vigila los movimientos dentro y fuera del estudio; con un oído
escucha a los interlocutores de R&TA y con el otro, monitorea lo que está
saliendo al aire. En más de una oportunidad interrumpe el diálogo para dar
alguna indicación.
La FM Sur pertenece al Centro de Comunicación Popular
y Asesoramiento Legal (CECOPAL), una
Organización No Gubernamental (ONG), figura jurídica que le sirve de marco legal
para funcionar en el sur de Córdoba. Pero a pesar de su pertenencia a una ONG
(o, por mejor decir, precisamente por eso), la radio “es de la gente”, dice
Farías.
En los hechos es estrictamente así. Un directorio
colegiado compuesto por vecinos se renueva cada dos años. Ese sistema de
gerenciamiento le ha reportado un prestigio y un respeto enormes, a tal punto
que -pese a que no se trata de una localidad donde abunden los grandes
anunciantes publicitarios- prácticamente la mitad de los recursos que la
emisora precisa para funcionar provienen, precisamente, de anunciantes. Entre
esos avisadores hay varios organismos oficiales, que -desde el vamos- saben que
no encuentran allí una fuente de clientelismo político.
La radio es plural en el más amplio sentido de la
palabra. Recibe aportes de la Fundación Minetti y de la Inter American
Foundation (IAF), así como de entidades religiosas tales como de la Asociación
Protestante de Cooperación para el Desarrollo, la World Association for
Christian Communication, la Jeunesse du
Monde y Evagelisches Missionswerk in Deutschland.Plural, queda claro, no
significa híbrido. Ni siquiera imparcial.
El propio Farías lo reconoció en el reportaje que concedió a Tercer
Sector y con el que ahora juguetea entre sus manos: “La radio no se coloca en
un lugar neutral de la realidad sino que acompaña, defiende y se compromete con
las reivindicaciones y necesidades de los sectores sociales más postergados”.
No se trata sólo de una declamación retórica ni de un discurso populista.
Desde la convocatoria para donar medicamentos a
vecinos que por su precaria condición económica no puede comprarlo, hasta el
aporte masivo de elementos para escuelas, la radio moviliza y se moviliza. Cada
año, organiza la denominada “Caravana”, en la cual los vecinos y directivos de
la emisora recorren una treintena de escuelas pobres repartiendo útiles,
libros, materiales didácticos y todo otro tipo de elementos de primera
necesidad para ayudar a sostener la permanencia de los niños en esos
establecimientos educativos. Los gremios docentes, la Municipalidad de Córdoba
y empresas privadas como Aguas
Cordobeses y la automotriz Renault -de alta incidencia económica en la
provincia- se suelen sumar (“mangazo mediante”, aclaran voceros de la radio) a
esa Caravana.
Los estudios de Radio Sur, en Barranquilla 5.320, de
Villa El Libertador, están siempre abiertas. Y cuando las distancias
obstaculizan esa comunicación directa con el oyente, siempre está la dirección
de e-mail fmsur@onenet.com.ar para que
el vínculo no se interrumpa.
La radio es la voz de sus locutores y periodistas,
pero también y sobre todo, la voz de su gente. Resulta insólito que por imperio
de la mora legislativa a nivel nacional, y
la decena de años de gestiones hoy sospechadas fuertemente de irregularidades,
la 90.1 siga siendo una radio cuasi clandestina. Porque a esta emisora se la
puede calificar de diversas maneras, pero una cosa es segura: “no es una radio
trucha”.