Alvear, Corrientes, 30 de septiembre de 2000.

Sr. Director:

No es cierto que el interventor del Comfer, Dr. Gustavo López, esté abocado a la tarea de liquidar los expedientes que contienen serias denuncias por delitos relativos a la violación de la Ley de Radiodifusión: En la localidad de Alvear, Corrientes, existe un videocable sin autorización de emisión, desde hace exactamente cinco años. En todo este tiempo he señalado el delito, buscando se me proteja como licenciatario de una empresa legal en todas sus formas; pero en uno de los expedientes más voluminosos que tiene esa repartición, los funcionarios esquivan el trámite reglamentario correspondiente. Y como si esto fuera poco, este canal clandestino de hecho, con nombre de fantasía “A.V.C.” y ahora “Libres Cable Color S.A.” que opera a nombre de Olga Beatriz Paz (Expte. Comfer N° 1497/95), cuyos dueños reales son los mismos de Libres Cable Color S.A. de Paso de los Libres, Corrientes, están apoyados en esta localidad por el siempre intendente Alberto Simón, el juez federal de Paso de los Libres se declara incompetente y obviamente dentro del seno del Comfer se desvía el trámite. ¿De qué otra forma se reclama justicia? Los políticos y demócratas se quejan cuando grupos minoritarios claman por los militares. Yo simplemente voy a comparar a la Argentina con nuestro vecino país Brasil, al cual aquí en la frontera conocemos muy bien sus formas de vida y organización institucional: le puedo asegurar que una situación parecida en esos Estados, no dura ni dos días. Aquí con coimas se arregla todo. Ernesto Martínez, director de TV Mercosur

Respuesta: Tal como usted lo habrá leído en el editorial de este número, es de estas cosas de las que queremos ocuparnos. Desde R&TA pretendemos fiscalizar el buen cumplimiento de todo lo que prometen las autoridades de la radiodifusión argentina. Su carta fue recibida cuando este número estaba en pleno proceso de cierre y no tuvimos tiempo material para realizar una investigación profunda sobre lo que está ocurriendo. Pero le adelantamos que nuestros periodistas ya están sobre el tema. Nos preocupa la línea final de su carta, en la que dice que “con coimas se arregla todo”. Si tiene algún dato certero sobre pago de coimas, le pedimos no sólo que nos lo haga saber, sino que no demore en radicar una denuncia ante la Justicia. El cohecho es un delito grave, y mucho más si en él están involucrados funcionarios públicos. Hablaremos con las autoridades del COMFER para saber qué es lo que pasa y en el próximo número informaremos sobre lo que para ese entonces estimamos que ya habremos averiguado

 

 

Buenos Aires, 27 de setiembre de 2000

Sr. Director:

Soy usuaria de Internet desde hace unos dos años. Como la mayoría de los cibernavegantes, me metí por curiosidad y hoy la uso para prácticamente todo, desde obtener recetas de cocina hasta leer revistas internacionales. Hasta para saber el pronóstico del tiempo la utilizo, me he convertido en una fanática. Afortunadamente, tengo una buena máquina y un buen módem, con el que me conecto con mi proveedor habitual a buena velocidad. Hace unos meses, recibí en una revista de un diario de domingo el CD de la empresa América On Line que promocionaba un servicio gratuito por tres meses a modo de prueba y prometía servicios espectaculares. Cometí un error: creí en esa publicidad y decidí instalar el programa de AOL en mi computadora. Mi marido no quería (para qué, me decía, si la que tenemos funciona bien). Finalmente, lo convencí y nos inscribimos con su nombre de usuario. Lo primero que me llamó la atención fue que me pidieran un número de tarjeta de crédito. Llamé al teléfono 0-800 que prometía AOL como asistencia permanente y allí me dijeron que no me hiciera problemas, que era sólo una cuestión rutinaria y que sin mi autorización no podrían cobrarme jamás nada por el servicio. No muy convencida, decidí nuevamente creerles. Pero cuando quise comenzar a utilizar el servicio comenzaron los problemas: la conexión es super lenta, me abre siempre (aunque yo no quiera) una ventana de AOL para hacer la conexión a través de ellos y no de mi proveedor habitual, la comunicación se me cortaba a cada rato y la dirección de e-mail que me abrieron casi de prepo no me explicaba cómo hacer para que los mensajes que recibía por allí los pudiera levantar por otro servidor o por un web-mail. En tres oportunidades llamé a AOL para que me solucionaran los problemas. En ninguna tuve suerte, sólo respuestas de compromiso y ninguna solución concreta. Cansada de todo eso, decidí desinstalar el programa, pero grande fue mi sorpresa cuando comprobé que la máquina ya no funcionaba como antes. Un amigo que entiende de PC -trabaja en una empresa de computación muy importante- me dijo “te cambiaron programas de la configuración de no sé qué cosa” y me explicó que por eso no andaba bien. Con un CD propio y otros procedimientos que no entendí (no soy una especialista en el tema) dejó mi PC nuevamente en condiciones, pero antes me advirtió que “nunca mas” instalara una conexión gratuita a Internet. Estoy preocupada por el número de mi tarjeta de crédito que les di. Si esta gente ha mentido tanto con el servicio pese a la publicidad que hicieron, que les habrá costado millones de dólares, no me extrañaría que dentro de algún tiempo me empiecen a llegar facturas de AOL. Esta carta, que tal vez llegue tarde para muchos incautos e incautas como yo, tiene la intención de que nadie cometa mi mismo error. AOL es un A’HORROR’. Mariana Acuña, Capital Federal

Respuesta: No conocemos cómo funciona AOL. No tenemos relación con ellos y sólo sabemos que en Estados Unidos es una empresa muy prestigiosa. Nos comprometemos a ponernos en contacto con ellos y averiguar qué es lo que está pasando. Le prometemos una respuesta para el próximo número.