El Comfer avanza a paso redoblado

El Comité Federal de Radiodifusión pa rece haberse convertido en una suer te de topa dora, que avanza haciendo caso omiso a cualquier escollo e, incluso, al agitado proceso político que vivió el gobierno en las últimas semanas. Cual si se tratara del único organismo del Estado que tiene las cosas realmente claras, cumplió con una primera etapa -que terminó el 20 de setiembre- en la que puso en orden el caos burocrático que heredó de la administración anterior, produjo las primeras adjudicaciones, emitió un borrador de anteproyecto de nueva ley de radiodifusión y fijó criterios -abrió sumarios- contra canales que transmitieron un acto de un grupo neonazi. Completada esa primera etapa de la gestión, lo que se viene ahora -si los tiempos políticos lo permiten- es una ofensiva a fondo sobre el rol y la función de los medios de comunicación en la Argentina. Una prolija investigación de R&TA, que consultó a distintas fuentes y accedió a documentos y carpetas reservadas, permitió establecer cuáles son los planes, los proyectos y las ideas. Muchas de ellas, de corte revolucionario. Otros, ingeniosos e innovadores. Una cosa es segura: en las últimas tres décadas, nunca existió un proyecto tan serio y de tamaña magnitud en la radiodifusión argentina. Radios: Rapido y, si se puede, sin concurso El COMFER detectó en su plan de adjudicación de radios, un total de 17 zonas conflictivas. Ese conflicto deriva, básicamente, de una sobreoferta de interesados en tener su propia radio ante una limitada cantidad de frecuencias en oferta. Esa situación, que se produce básicamente en los grandes centros urbanos, encontró una endija de solución. El COMFER pretende abarcar en un mismo contexto a las ciudades capitales y su periferia (San Juan y Gran San Juan, Rosario y Gran Rosario, Mendoza y Gran Mendoza, por ejemplo), agrupar la totalidad de la oferta y contraponerla con la totalidad de la demanda, y a partir de la búsqueda del consenso con los radiodifusores, evitar en la medida de lo posible los concursos controversiales para hacer una adjudicación rápida, directa y ordenada. En el mayor de los sigilos, las autoridades del Comité evalúan esa iniciativa. Saben que no podrán conseguirlo en todas las áreas de conflicto (de hecho, una fuente del COMFER dijo a esta publicación que “en algunos lugares no quedará más remedio que llamar a concurso”) pero guardan una carta en la manga, una experiencia piloto que podría servir de desencadenante de un efecto dominó que permita destrabar un significativo número de otros conflictos. Esa carta tiene nombre y apellido: Mendoza. Allí se producen situaciones atípicas. En la ciudad capital hay 18 ofertas para doce frecuencias; en el Gran Mendoza, 12 oferentes para diez frecuencias. Varios oferentes están presentados, con el mismo o con otro nombre y razón social, al mismo tiempo en una y otra zona. El caso más notorio, aunque no el único, es el del grupo empresarial Vila, dueño de un diario y un canal de TV. Ese grupo está presentado al menos en tres concursos y con dos denominaciones y conformaciones accionarias distintas, pero básicamente se trata de los mismos dueños. La intención del COMFER es, en ese caso, buscar un consenso entre los propios oferentes, lograr que quienes detenten menores condiciones de infraestructura y calidad se bajen de los concursos y, en el último de los casos, propiciar indirectamente fusiones entre grupos que pujan por una misma frecuencia. Si esa iniciativa falla, la alternativa de última instancia será pedirle a la CNC que busque los mecanismos para aumentar el rango de ofertas de frecuencias: el objetivo final es un oferente, una frecuencia. Hasta hoy, sólo se ha conseguido que existan frecuencias para apenas algo más del 50 por ciento de los interesados. ¿Qué elementos tomará en cuenta el COMFER para asignar prioridad a las ofertas a la hora de la evaluación? Aquí aparece otro aspecto revolucionario de la iniciativa: no será el capital con que cuenten las empresas. “Una radio se puede hacer con 100.000 pesos. Si uno tiene un millón y otro sólo cien mil, no habrá diferencias. Mientras las condiciones para emitir con un buen nivel de calidad estén aseguradas, el dinero no será determinante”, anticipó a R&TA una fuente del COMFER. El el orden de prioridades, la mayor valorización estará apuntada a dos aspectos: los antecedentes como radiodifusor y el plan cultural propuesto para los contenidos de la emisora. “Estaríamos muy contentos si pudiéramos adjudicar las radios sin hacer concursos. No porque no nos gusten los concursos; al contrario, creemos que son muy necesarios. Pero si tenemos tantos oferentes como frecuencias, no habrá nadie disconforme y el proceso se podrá realizar mucho más rápidamente”, concluyó la fuente. Esta iniciativa tuvo un fracaso parcial en Rosario, donde pese a los esfuerzos de las autoridades del Comité no fue posible reducir el número de oferentes. Tampoco parece posible de llevarse a cabo en la Capital Federal, donde la cantidad de interesados es largamente superior a los espacios en el espectro radial que la Comisión Nacional de Comunicaciones está en condiciones de ofrecer. En ambos lugares, “seguramente” habrá concursos, anticiparon los informantes del COMFER. El freno del presupuesto R&TA anticipó, dos números atrás, en un editorial, que el COMFER sufre un ahogo económico y financiero que atenta contra su trabajo. Un mes después, estas mismas páginas consignaron una resolución por la cual fue declarada la emergencia administrativa del organismo. ¿Qué pasó desde entonces? Cuando el 5 de octubre pasado el ex jefe de Gabinete Rodolfo Terragno presentó su renuncia al cargo, tenía entre los papeles pendientes de firma una ampliación de partidas de dinero para al COMFER, que aseguraba el funcionamiento en condiciones dignas hasta fines de año. El sacudón político que sufrió el gobierno, dimisión de Terragno incluida, pareció demorar ese principio de solución para el normal funcionamiento del organismo. Pero horas después de asumir en la Jefatura de Gabinete, Chrystian Colombo -sucesor de Terragno- se comunicó telefónicamente con Gustavo López para comenzar a analizar la situación. En esa charla, según las fuentes, Colombo le anticipó al titular del COMFER que existe decisión política de seguir adelante con los planes tal cual estaban diseñados antes de la hecatombre. Sin embargo, hoy siguen trabajando en las áreas estratégicas (no las administrativas) del COMFER la misma veintena de personas que lo vienen haciendo codo a codo con López desde que asumió al frente del organismo. Esa limitación está retardando el avance en nuevas adjudicaciones. El COMFER debe formar un comité de preadjudicación y y adjudicación, pero no tiene más que esas 20 personas. Deben estudiar carpetas, preparar pliegos, elaborar resoluciones... Mucho trabajo, poco personal, poco presupuesto: los resultados no pueden ser óptimos, ni mucho menos. Si la promesa de Colombo se concreta, el Ministerio de Economía debería girar una partida de fondos al COMFER y entonces sí, se acelerarían los tiempos. “Si pasa eso, antes de fin de año habrá nuevas resoluciones y nuevas adjudicaciones”, se esperanzó un alto directivo del Comité. Esa virtual aceleración de los tiempos incluirá que los concursos anulados tengan nuevos llamados en el corto plazo. Los pliegos tendrán “algunas modificaciones menores”, se tratará de concursos abiertos y no cerrados y, fundamentalmente, se contemplarán situaciones particulares que antes fueron dejadas de lado. El caso mas significativo será que se atenderán los planteos de igualdad de condiciones a quienes no pudieron presentarse a los concursos impulsados durante el menemismo y, más aún, se contemplarán las denuncias de por lo menos una decena de oferentes que dijeron haber sido “inducidos” a no presentarse porque “era perder tiempo porque las radios ya estaban adjudicadas”. Los concursos en los que no hubo dictamen serán resueltos ni bien pueda conformarse el comité de preadjudicación, anticiparon los informantes. Y la ley va El borrador de anteproyecto de ley de radiodifusión, entretanto, circula a ritmo frenético por los escritorios de una enorme multiplicidad de sectores interesados en su sanción. Hasta ahora, han habido pocos pronunciamientos concretos. Al COMFER llegó una carta del periodista y docente de radiodifusión Eduardo Aliverti, y planteos de sectores vinculados a la industria cinematográfica. Aliverti planteó cuestiones sobre diversos aspectos del borrador. El Cine reclamó que los canales de televisión tengan obligaciones más severas para difundir películas nacionales; concretamente: están pidiendo lo que se denomina una “cuota de pantalla” para los filmes argentinos. Las cámaras del sector, ATA, ARPA y ATVC, plantearon al COMFER que los 30 días previstos inicialmente para que formulen sus observaciones significaban un tiempo demasiado exiguo para un análisis profundo del texto y pidieron una ampliación de 30 días más. La respuesta fue que el plazo establecido inicialmente no es taxativo, que existe la posibilidad de estirarlo si es que eso contribuye a que la ley sea mejor. No obstante, la flexibilidad de los plazos tiene sus límites: el COMFER quiere presentar el proyecto de ley de radiodifusión por mesa de entradas del Congreso antes del 30 de noviembre próximo, día en que finalizarán la sesiones ordinarias de ambas cámaras parlamentarias. Prevén, en el organismo, que probablemente el Poder Ejecutivo convoque a sesiones extraordinarias y desean que esa iniciativa esté incluida en el listado de proyectos que el Parlamento deba tratar en esa etapa. Autoridades del COMFER ya mantuvieron reuniones con diputados de la Comisión de Comunicaciones de la Cámara baja y también con sus asesores., Recibieron las primeras objeciones y comenzaron a analizarlas. “No hay grandes cambios de fondo. Las reuniones fueron muy buenas y las propuestas, en la mayoría de los casos, resultaron oportunas. La estructura de la propuesta está bastante impuesta y estamos avanzando a buen ritmo”, dijo a R&TA un asesor de un diputado que participó en esas reuniones. Sin embargo, esta publicación pudo saber que no es tan así. Y que por lo menos surgió un punto de controversia: mientras el borrador original define a la radiodifusión como un “servicio público”, diputados de partidos tanto de derecha cuanto de izquierda se inclinan porque sea categorizado como “servicio de interés público”. No se trata sólo de una cuestión semántica: confundidos como están “estado” y “gobierno”, que sea un “servicio público” o sólo de “interés público” establece la diferencia entre la potestad de los organismos estatales sobre los medios. Principio de acuerdo con la TV Tras el episodio que involucró a Crónica TV y Canal 7 por la difusión del acto de los neonazis encabezados por Alejandro Biondini, que pareció recalentar las relaciones entre el COMFER y los canales de TV, las esquirlas del episodio decantaron y todo volvió a su cauce. El organismo y las emisoras llegaron a un principio de acuerdo para bajar el nivel de violencia y de escenas de sexo en los contenidos. Ese preacuerdo se traducirá en un documento firmado que probablemente vea la luz la semana próxima. “Hay un diálogo increíble”, dijo un funcionario del COMFER a R&TA. Una comisión de seguimiento de las normas de radiodifusión mantiene reuniones una vez por mes con los directores artísticos de los canales. Cada canal mantiene, además, reuniones internas con sus productores. “Allí nos bajan línea”, confirmó un productor de uno de los canales que recientemente compró Telefónica. Otra fuente narró que hace algunas semanas, la gerencia de programación de América TV citó a todos sus productores, les indicó qué normas y límites debían respetar y les exhibió un video de 45 minutos con las violaciones más frecuentes que se cometen en los canales. Telefónica impondrá su impronta en los canales TELEFE y Azul. De hecho, según anticipan las fuentes, volverá a tener fuerte preponderancia el contenido de noticias en ambas señales. El acuerdo al que llegaron el COMFER y los canales contempla un cumplimiento estricto del respeto del horario de protección al menor, pero un criterio más laxo después de las 10 de la noche. “Es cierto que la Argentina es una democracia joven, pero más jóvenes son aún los dueños de los medios, que sólo fueron privatizados en 1991. Y más jóvenes todavía, si se tiene en cuenta que los directorios de varios de ellos cambiaron en los últimos tiempos. Aún con ese marco de juventud, hemos avanzado muchísimo. Habrá una nueva televisión cuando sancionemos la ley, una televisión mejor”, profetizó un altísimo directivo del COMFER.