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La convulsión
política que vive la Argentina es una amenaza no sólo para
las instituciones, para la continuidad de las políticas en marcha,
sino también y fundamentalmente para los emprendimientos que aparecen
como exitosos pero que aún están en pleno proceso de desarrollo.
Los cambios en el gabinete ministerial, la renuncia del vicepresidente
Carlos Chacho Alvarez, el jaque interno en que parece enroscada
la Alianza, sumados a la difícil situación económica,
la creciente pobreza y la lacerante falta de trabajo en amplísimos
sectores sociales, son un cóctel explosivo capaz de tirar por la
borda todos los esfuerzos que se han hecho -con mayor o menor éxito,
o con ninguno, en algunos temas- en los diez meses de gestión que
lleva el actual gobierno.
Nos preocupa lo que pasa en el país. Como ciudadanos, ese es nuestro
primer objetivo. Pero como gente de los medios y específicamente
de la Radio y la Televisión, nos preocupa lo que esta crisis política
con visos de institucional, pueda generar concretamente en la radiodifusión.
Hay un proceso en marcha que, desde estas mismas pàginas, en infinidad
de oportunidades hemos saludado, alentado, apoyado y hasta impulsado.
Hay un proceso en marcha que aún con sus bemoles, sus impurezas
y sus errores -que también hemos señalado en estas páginas-
avanza velozmente aunque nunca lo suficientemente rápido de acuerdo
a las expectativas y a las necesidades de un cuarto de siglo de no hacer
absolutamente nada.
Las crisis políticas traen aparejadas, por lo general, tiempos
de cambio. Pues bien: R&TA quiere dejar sentada lo más claramente
posible su postura en este sentido.
La crisis política e institucional no puede, ni debe, alterar el
rumbo de los profundos cambios que se están produciendo en la radiodifusión
argentina.
Para que ello sea así, esta publicación propone que los
concursos para la adjudicación de frecuencias radiales y televisivas,
así como el tratamiento de la ley de Radiodifusión -que
según pudimos saber, el COMFER prevé enviar al Congreso
antes del 30 de noviembre próximo- DEBE SER DECLARADAS CUESTIONES
DE ESTADO.
Las rencillas internas entre fuerzas partidarias, las diferencias conceptuales
y políticas, aún el escándalo por los presuntos sobornos
en el Senado para la aprobación de la Ley de Reforma Laboral, no
pueden convertirse en obstáculos para el emprendimiento que involucra
a la radiodifusión argentina.
La comunicación es, desde los tiempos de las cavernas, un elemento
tanto o más importante que la alimentación misma. Anterior,
incluso, a otras necesidades básicas que no podrían verse
satisfechas si la comunicación no existiera.
Queda claro que en el caos en que estaba, la comunicación audiovisual
en la Argentina no le servía a nadie. Tal vez muchos de los grandes
males que aquejan al país se solucionarían si el proceso
que pusieron en marcha el COMFER y la CNC llegaran a buen puerto.
Por eso deben seguir adelante.
Pero hay otro aspecto que R&TA quiere poner de manifiesto.
El ahora ex vicepresidente de la Nación dio un portazo y se fue
disconforme porque -lo sugirió, aunque no lo dijo explícitamente-
el gobierno nacional no fue lo suficientemente enérgico a la hora
de eliminar de raíz y sin ambages un presunto foco de corrupción
que involucra a dos de los tres poderes en los que se sustenta el sistema
republicano: el Ejecutivo y el Legislativo.
La renuncia de Alvarez debe interpretarse como una exhortación
a los ciudadanos (nosotros, nuestros lectores, los consumidores de medios
de comunicación) a ejercer un mayor y más severo control
sobre las acciones de los estamentos oficiales de gobierno.
Se impone esa necesidad como un deber constitucional y como una medida
higiénica por la salud de la republica, entendida desde su etimología
latina como la res publica, la cosa pùblica
que nos involucra a todos. No ya como espectadores sino como protagonistas.
A qué viene toda esta explicación cuasi filosófica?
A que la advertencia sobre una poco enérgica actitud frente a un
posible hecho de corrupción ha encendido entre quienes hacemos
esta publicación luces de alerta.
No hay, de momento, ningún elemento que nos haga sospechar que,
en nuestra área específica de temas tratados, esto es la
radiodifusión, se estén produciendo hechos de corrupción.
Ni siquiera de corruptela.
Pero como decía el general Juan Domingo Perón, los
hombres son honestos, pero si se los vigila, son más honestos todavía.
Eso es lo que nos proponemos.
Utilizar una lupa gigante sobre cada uno de los actos administrativos,
los concursos por la adjudicación de frecuencias de radios de AM
y FM y emisoras de televisión y fundamentalmente, sobre la evolución
en el Congreso del proyecto de Ley de Radiodifusión.
No tenemos motivos para sospechar que se hayan producido irregularidades.
Pero igualmente investigaremos todos los procesos en marcha, porque nos
disgustaría encontrarnos con que un pariente o un amigo de un funcionario
de turno, sin las condiciones necesarias, hubiera resultado beneficiado
en un concurso gracias a ese mal de nuestros tiempos llamado tráfico
de influencias.
Cuàl es el límite? La honestidad y la idoneidad. Nadie niega
el derecho a un pariente o un amigo de un funcionario de acceder a una
frecuencia de radio. Pero para ello deberá haber competido limpiamente
en un concurso, en igualdad de condiciones con otros postulantes, y su
adjudicación deberá ser fruto de que su presentación
fue, objetivamente, mejor que las demás.
R&TA se compromete a investigar con su equipo de periodistas estos
temas. Pero sabemos que probablemente no sea bastante ni suficiente.
Por eso, y por el impresionante nivel de interacción que tenemos
con nuestros lectores, es que los invitamos a hacernos llegar cualquier
inquietud que implique un atisbo de duda sobre la conducta y la transparencia
de los funcionarios vinculados a la radiodifusión en la Argentina.
Desde esta publicación creemos que, aún con lo graves que
son los problemas de desempleo, pobreza y marginalidad que afligen a la
Argentina, el flagelo más grave, la madre de todos los males, es
la corrupción, asuma la forma que asumiere.
Por eso, insistimos en apoyar la gestión de las actuales autoridades.
Pero a modo de reaseguro, advertimos que estamos muy atentos a todo lo
que hagan, convencidos de que es por su bien, pero también y fundamentalmente,
por el nuestro.
EL DIRECTOR
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