Mientras legisladores oficialistas y opositores reclaman la derogación y el tratamiento parlamentario del decreto, el Gobierno salió al cruce de la pelea y todavía no definió cómo instrumentará el Sistema Nacional de Medios Públicos, que engloba a Canal 7, Télam y Radio Nacional. Los sindicatos amenazan con juicios y nadie puede precisar si a partir de la merma en el presupuesto el multimedios podrá mantenerse sólo con publicidad y no despedirá gente. Las justificaciones de Darío Lopérfido irritan a la propia Alianza y nadie sale a apoyar la medida en forma explícita. Mario Cella es el principal candidato a comandar el polémico proyecto.
Críticas y apoyos parlamentarios Una de las legisladoras que más se plegó a la discusión política en torno a la creación de este medio es la diputada frepasista Irma Parentella: “Me parece que hay una reducción exagerada del presupuesto (este año manejará 57 millones, pero en 2003 bajará a 24 millones de pesos). Brandoni ataca y Lopérfido se defiende Si bien comparten la estadía en Córdoba al igual que su correligionario Angeloz, debido a que protagoniza la obra de teatro Art en Carlos Paz, el diputado Luis Brandoni ya tomó el timón de la disputa y se convirtió en el más opositor de los oficialistas. El presidente de la Comisión de Cultura dijo haber sido “censurado por la agencia Télam” por no haber emitido declaraciones suyas donde rechazaba el decreto presidencial. Y estimó que no estaba de acuerdo con la idea de que se pretenda establecer desde el gobierno una competencia con el sector privado. La llamarada que lanzó Brandoni perforó en lo más íntimo de los miembros del Ejecutivo, los que, en la voz de Darío Lopérfido salieron casi al instante a contestar y defender el conflictivo sistema creado. En declaraciones radiales, el secretario de Cultura ironizó: “Respeto todo lo que hizo Brandoni por los medios del Estado Nacional, pero me enoja que justo haga estas declaraciones desde Carlos Paz, cuando está haciendo una actividad privada, y no está aquí para discutir. Además, es una opinión personal de alguien que se insubordinó a su jefe de bancada” (sic). Por otra parte, y un poco más alejado de estos entredichos y dardos, Darío Lopérfido tomó las riendas de la defensa oficial. “El decreto se hizo –explicó- en el marco de la más absoluta legalidad por parte del Ejecutivo en cuanto a la creación de sociedades del Estado (ley 20705). No es de necesidad y urgencia, no reemplaza a una ley. No encuentro contradicción, lo que encuentro es un escenario que les sirve a algunos para hacer política”, expresó. “Me parece que la vía legislativa –continuó- a la que respeto mucho, debe empezar a actuar ahora, porque en realidad, el decreto lo que hace es crear una única empresa, una unidad de criterios administrativos que permita bajar costos, darle mayor competitividad a la empresa a la hora de vender sus servicios”. También admitió que los contenidos conceptuales que debe tener una empresa del Estado tienen que ir en el marco de la ley de Radiodifusión. Para él as regulaciones en términos de contenidos, de garantizar el pluralismo informativo, son estrategias de control parlamentario. “Estas cuestiones prometo incluirlas en el proyecto de ley de radiodifusión que enviaremos al Congreso en marzo”, explicó. El secretario sostuvo que, “luego del saneamiento económico que se hizo de las empresas, la potestad del Poder Ejecutivo en término de las administraciones es indiscutible. Esta reforma estructural no necesitaba de una ley. Ahora si necesita regulaciones vinculadas al contenido y al control parlamentario que sí tienen que ser por ley”. Lopérfido sabe bien que no quiere “una lógica conceptual en donde el medio privado es inteligente y el público es tonto. No me gusta que el Estado tenga que sostener empresas y tirar plata a un pozo y que nunca se pueda hablar de competitividad. Y con esto no digo que quiero entrar al mercado privado: no voy a poner un programa de chismes para competir con otro canal. Lo que sí creo es que determinados parámetros de televisión y radio de calidad son competitivos porque tienen nichos en la población a los que les interesa eso. Una de las funciones de la nueva empresa es incorporar contenidos a Internet y que esto le permita vender esos contenidos a sitios de la web para tener mejor financiamiento”, comentó Asimismo, definió el perfil de lo que cree ser competente: “Las producciones de calidad-dijo- tienen naturalmente sponsors que entienden que su target es justamente eso: una apuesta a la cultura y que no les importa poner publicidad a un programa de 30 puntos. Es una mediocridad argentina dejar todo como está y arrojarse como buitres para sacar la mayor tajada. Hay que pensar en los ensanchamiento”. Pese a este tipo de explicaciones, aún no se ha conciliado un espíritu de apoyo a la gestión del Gobierno al frente de los medios. El sector privado se mantiene cauteloso frente a cada palabra oficial y, a pesar de la artillería pesada que apareció desde el Congreso, muchos legisladores esperan en silencio que se cumpla el viejo anhelo de tener una radio y televisión pública de calidad ante el mundo.
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La puja con el Congreso domina la escena
El Gobierno aún no precisó cómo funcionará el multimedios