Un generalizado reclamo de transparencia
Hace algunos meses, R&TA publicó un extenso artículo sobre la situación que por entonces atravesaba la multinacional española Telefónica, envuelta en una disimulada crisis dirigencial en Madrid que, finalmente, terminó con su hombre fuerte, Villalonga, raleado del poder real.
En el marco de aquel extenso artículo, R&TA difundió detalles de lo que en la mayoría de los medios argentinos había sido profusamente publicado: la compra por parte de la empresa española del total de las acciones de TELEFE y Radio Continental, y del 50 por ciento de Azul TV, el ex Canal 9, el primero y único privatizado durante la gestión del gobierno radical de Raúl Alfonsín.
Aquella noticia, que R&TA señaló como preocupante en el marco de un proceso de feroz concentración de medios de comunicación en pocas manos, tenía un costado legal que no fue debidamente observado ni por el COMFER, ni por los propios inversores españoles.
La ley de Radiodifusión aún vigente, la obsoleta 22.285, establece que un mismo dueño no puede tener más de un canal de aire propio dentro de una misma circunscripción. Ni siquiera participación accionaria minoritaria en más de uno.
Ese postulado -que, tratándose de la Argentina, parece tan fácil de eludir mediante testaferros o empresas fantasmas constituidas en paraísos fiscales- paradojalmente no puede ocultarse cuando una empresa tiene la magnitud y el poder que hoy exhibe telefónica en Argentina. Entonces, la ley establece que no puede tener "un canal y medio", sino sólo uno. Y nada más.
Una primera impresión recogida en fuentes del COMFER indicaba que Telefónica esperaba el envío al Parlamento del nuevo proyecto de ley de Radiodifusión, en el que aguardaba que esa cláusula limitativa de la 22.285 fuera removida. Pero si bien aún no se conoce qué dirá el nuevo marco legal de los medios audiovisuales en la Argentina, nada parece indicar que el proyecto vaya a salir con características tan permisivas como para acentuar la concentración de medios.
En esa situación dual, incierta, preocupante y poco transparente se debate hoy la propiedad de Azul TV (ya que no parecen existir dudas sobre quién es el dueño de TELEFE). Voces que exigen anonimato dicen, que el organismo que regula la radiodifusión en la Argentina "ya fue suficientemente paciente" con la situación y ahora exige, moderadamente por ahora, que "Telefónica blanquee la situación". Un reclamo generalizado de transparencia que no parece de fácil solución, ya que la ley es clara en ese sentido y obligaría a Telefónica a desprenderse de sus acciones en uno de los dos canales. El tema parece encaminado a dirimirse en los estrados judiciales. Más aún: al final del camino, todo indica que deberá ser la Corte Suprema de Justicia la que resuelva la instancia, si es que el COMFER se pone firme. El año pasado, a raíz de un controvertido reclamo de 11 estados norteamericanos contra el coloso de la informática Microsoft por presuntas prácticas monopólicas, un tribunal federal de Washington obligó a la empresa de Bill Gates a desmembrarse en tres y cumplir rígidas pautas fijadas por la ley antitrust que rige en ese país. Ya pasó poco menos de un año, y gracias a las vías de apelación que aún siguen abiertas, poco y nada ha cambiado en Microsoft.
Habida cuenta de que la Justicia argentina es infinitamente más lenta que la estadounidense, sólo habrá que dejar volar la imaginación para pronosticar qué pasará en la Argentina.
Y como si esto fuera poco telefónica presiona a través de la asociación de teleradiodifusoras argentinas ATA poniendo en duda la apertura de los llamados a concurso de nuevos canales de TV donde ya son mas de 600 las presentaciones y cuenta con la aprobación de la gran mayoría de los argentinos. No debemos permitir la concentración de medios por parte de unos pocos si queremos que la prensa siga siendo pluralista. Ya un ex presidente se lamento por el poder que tenia un miltimedios, que sirva de experiencia.
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