Opinaron sobre la seguridad, la
escuela, los amigos y la televisión. Las respuestas forman el segundo estudio
anual denominado Generaciones América Latina, conociendo a los niños.
La señal para niños Cartoon
Network realizó un estudio para determinar gustos, preocupaciones y
preferencias de los niños de la Argentina y las conclusiones, tan sorprendentes
como las reacciones de los encuestados, se plasmaron en el segundo estudio
anual denominado Generaciones América Latina: “Conociendo a los niños”.
La investigación fue realizada
en doce ciudades de la Argentina, México, Brasil y Chile y los datos fueron
obtenidos luego de entrevistar a más de 400 chicos de entre 6 y 15 años.
La presentación, que se realizó el 18 de abril en el Hotel Alvear, contó con la presencia de Barry Koch, vicepresidente del canal quién aseguró que: “La popularidad de Cartoon se debe a la conexión significativa que tiene con los niños y eso es por nuestra comprensión obtenida, entre otras cosas, a través de estudios como éste”.
En la escalera de las
necesidades el peldaño más alto está ocupado por la seguridad que está
fuertemente valorada y significa, ante todo, protección ante los males físicos
y emocionales del mundo.
Un poco más abajo se encuentra
la socialización que cobra mayor importancia a medida que el niño va creciendo;
la identidad, que se establece cuando se despejan las dudas propias de la edad;
la diversión, motor absoluto de la vida y el poder, que en la mayoría de los
casos está asociado con las posibilidades que les da el dinero.
Ellos saben que ser pequeño
tiene ventajas y desventajas. Entre las primeras se encuentran la de no tener
responsabilidades y poder jugar cuando quieran. Las negativas son no poseer
independencia y tener que obedecer a los mayores.
¿Les gustaría cambiar eso?
Claro, el 73% de los niños entre 6 y 8 años y el 50% de los que tienen entre 9
y 12 quisieran ser más grandes.
Entre los “grandes” se encuentra
a la familia. El punto de referencia es la madre, en menor escala los hermanos
y luego en un mismo nivel el padre, los abuelos, tíos y primos.
El 91% de los encuestados
consideró que la influencia de los padres es muy importante y el 82% confesó
que se lleva bien con la familia, que le gusta estar con ellos y mirar
televisión en su compañía.
De acuerdo con las observaciones, en el cuarto los niños
estudian, ven televisión, usan la computadora y los videojuegos, comen cuando
están solos y juegan con sus hermanos. Por eso, cuando la pregunta fue sobre
cómo sería el cuarto ideal, los chicos entraron en “su salsa”: una TV gigante,
control remoto, vidocassetera, computadora con todos los chiches, videojuegos y
más, más tecnología.
Curiosamente muchos pondrían en su reducto una máquina con
comida, una que les diga que van a comer y otra del tiempo que les permita
viajar.
Los varones pegarían posters de mujeres, Pokémon y clubes
de fútbol, un aro de básquet, una pelota de fútbol firmada por Riquelme y una
planta carnívora. Las mujeres empapelarían con fotos de sus cantantes favoritos
y de su familia, un perchero, espejos y barbies.
El tamaño del aparato de televisión es proporcional a la
fracción que elige mirarla: el 98% lo
usa diariamente, el 41% la considera la actividad que más le gustaría hacer y
el 73% respondió que es la actividad más popular.
La función básica de la televisión es el entretenimiento y
la diversión, sirve como compañero durante las comidas y los momentos de
descanso y es el medio a través del cual se conectan al mundo, a las novedades
y a el consumo.
Casi con funciones similares, la computadora es otro de
los avances tecnológicos preferidos por los chicos. El 78% de los que tienen
cable y el 66% de los que no lo tiene,
acceden a una computadora y paralelamente a ello aumenta el porcentaje
de los que utilizan Internet.
Ingresan a la red de redes a jugar con videojuegos (45%),
hacer la tarea (28%), navegar en general (21%), chatear (16%) y a enviar e-mail
(11%).
Todo lo que quieren y desean está regado por una fuerte
suma de dinero. Para ellos, el vil metal sirve para divertirse, tener poder de
decisión, realizar fantasías y afirmarse en su grupo.
Si tuvieran poco dinero comprarían comida y golosinas
(39%), juguetes (19%) o ahorrarían (12%). Si en cambio obtuvieran mucho
adquirirían ropa (30%), juguetes (21%) o guardarían (15%). Pero, si la suma
fuera similar a la ganada en la lotería, en las respuestas aparece la veta más
humana: ayudarían a su familia y a los necesitados y después viajarían a
Disney.
Esto es cool, esto es un embole
Una de las tendencias más notorias que se vislumbran en el
estudio es la facilidad con la que los chicos incorporan nuevos vocablos, a
veces inventados, otras deformados y muchos copiados de otro idioma.
Ya nada está de moda sino que es
“fashion”, algo fácil es una “papa”, “late o nola”
significa la tengo o no la tengo y nadie está loco sino “chapita”.
Estas expresiones, que dejan con
cara de interrogación a más de una abuela, son el vehículo primario y hasta por
excelencia que utilizan en la comunicación con sus pares.
“Los modismos los ayudan a
encajar con sus amigos y ser percibidos como niños cool” señaló Pablo Verdin, director de investigaciones
para América Latina de Turner Broadcasting System International, Inc y agregó
que “también ayuda a que definan su propio mundo independiente de sus padres y
adultos”.
Precisamente, la mayoría de
ellos expresó que los amigos son el guiño ideal para las travesuras, para la
buena compañía y la intimidad. Un chico de 11 años confesó que “nunca en mi
vida le diría a mi familia lo que hablo con mis amigos”.
Cuando ingresan al colegio, una
de las razones que los motiva es la posibilidad de entablar nuevas amistades. La otra es el desafío que representa crecer,
desenvolverse y por supuesto –como lo consideró el 86%- sacar buenas notas.
El futuro, lejano para la
mayoría de ellos, los encontraría según el orden de preferencias, trabajando y
con más dinero, con casa y auto propios y casado y con hijos.