Ahora la Iglesia quiere ordenar el manejo de sus emisoras Página 14
“Nuestra política de comunicación nunca ha sido del todo precisa” Página 15
Más de 200 medios en el país Página 15
Ahora la Iglesia quiere ordenar el manejo de sus emisoras
Busca mejorar la comunicación con cada obispado y mantener un diálogo directo con el organismo para iniciar sólo pedidos viables. Quieren saber en detalle cómo funcionan las radios y agilizar los reclamos. Es la primera vez que la Iglesia critica su propia conducción de los medios. ¿Por qué quiere que se defina el financiamiento de las emisoras?
Por primera vez en 10 años la Iglesia Católica argentina tendrá la posibilidad de llevar un poco de orden en la administración de sus más de 200 medios fruto de adjudicaciones sin un control concreto. Mejorará su comunicación interna con las diócesis que posean frecuencias, analizará mano a mano con el Comfer los pedidos de radios y finalizará un estudio exhaustivo sobre cada medio en particular. Esta nueva etapa surge producto de un convenio firmado por la Conferencia Episcopal Argentina, que comanda Estanislao Karlic y el organismo al mando de Gustavo López, en el cual se forma una comisión mixta de trabajo, similar al ya ejecutado con las universidades nacionales. Se trata de un acuerdo iniciado por la gestión actual para destrabar las relaciones con la Iglesia y agilizar trámites relacionados con pedidos de licencias y reclamos por interferencias o conflictos determinados. Ahora, Iglesia y Comfer se sentarán en una misma mesa de negociación donde se sabrá de antemano qué necesidades pueden llevarse a cabo y cuáles quedarán para otro momento. La idea es que la misma institución organice de manera más activa la forma de conducir los medios y el propio Comfer se ahorre futuros problemas derivados de pedidos inviables gracias a este convenio sellado el 12 de junio, en las oficinas de Suipacha al 700. Acercamiento Cuando en 1990 el ex interventor León Guinzburg abrió la posibilidad a la Iglesia de tener emisoras, el impacto fue tan grande que casi no quedaron obispados sin hacer pedidos de licencias. Fue un boom. Se empieza a generar una movida importante que trajo aparejada la necesidad de establecer una política comunicacional ordenada con su fin de evangelizar a través de los medios. Los obispos se encontraron de repente con una realidad que trae aparejada una serie de condicionamientos técnicos y jurídicos que cumplir y la interrelación con el organismo se hizo más que necesaria. Hoy, desbordados por una realidad que le impide saber en detalle cada característica de sus medios, la Iglesia accedió a poner un freno en su avance e inició una etapa de revisionismo que juega a reconocer el valor de poseer uno de las formas de evangelización más importantes de su historia, la comunicación. El director ejecutivo del Centro Televisivo Arquidiocesano y nexo de la Comisión de Comunicación de la Conferencia con el Comfer, Julio Rimoldi, cree que “si bien siempre se buscó un acercamiento mayor con el organismo, recién ahora, con esta gestión, conseguimos armar un convenio. No porque antes no hubo disposición, sino porque no se daban las condiciones nuestras”. Por eso sostiene que la propuesta de López fue acertada y hasta necesaria. “Lo que se pretende es establecer una política comu-nicacional más activa y más ordenada con los medios que tiene la Iglesia y que son muchos. Además, el convenio tiende a destrabar aquellos trámites puntuales de mucho tiempo atrás que no se resolvieron. Dar una agilidad a todo lo jurídico y técnico de la Iglesia”, comenta el funcionario, al tiempo que agrega: “Si uno toma el mapa de las frecuencias de la Iglesia, hay una alta concentración en los cascos urbanos, pero en otras zonas no hay suficiente presencia. Por eso ahora apuntamos a fomentar una política de expansión mejor distribuida y concreta”. A través del acuerdo, se verá de qué manera es posible establece un ordenamiento de todas aquellas frecuencias que no están siendo utilizadas, para ver si se reasignan en lugares no cubiertos. Y por otro lado, fomentará la relación con el Comfer en lo referente a obligaciones con el Estado, es decir el tratamiento más activo de los condicio-namientos que reviste un medio para una diócesis. Ahora, cada caso puntual, cada caso que esté trabado por determinadas circunstancias, ya sea en materia legal o técnica, será tratado por la comisión mixta y luego, puestas las dos partes de acuerdo, le tocará al interventor definir lo acorde a las circunstancias. “Siempre se buscó armar una especie de “mini Comfer” dentro de la conferencia Episcopal –dice Rimoldi-. La comisión de comunicación es un órgano consultivo, sugerimos determinadas políticas de trabajo, pero cada obispo tiene la decisión final sobre los pedidos”. Sin embargo, y pese a ser considerados soberanos de sus medios, los prelados ahora tendrán que adecuar sus pedidos a las posibilidades del espectro. “Si viene (Jorge) Bergoglio y me dice que quiere una radio para Buenos Aires, tengo la obligación de decirle que no hay lugar en el espectro”, acota el directivo. Para evitar todo el trabajo que lleva hacer el anteproyecto y los gastos de especialistas que hacen las carpetas técnicas, todos los pedidos irán en adelante a la comisión creada por el convenio y allí se analizaría la factibilidad técnica según consideren los miembros del Comité. “Hasta ahora –explica Rimoldi- se iniciaban los trámites y después se veía cómo estaba en su evolución. Ahora, no se atrasarán los trámites porque se antemano se previene si es viable o no. Es destacado que desde el Comfer podamos tener la confirmación de las factibilidades al instante”. Además, se prevé garantizar más celeridad para el tratamientos de temas clave de la Iglesia, como son las interferencias. Las radios asignadas rara vez superan la categoría E y son proclives a ser tapadas en su emisión por potencias más fuertes. Asimismo, la Iglesia considera que en el mediano plazo, este acuerdo busca fomentar una política comunicacional más ordenada, con estudios detallados de las necesidades pastorales. Para eso comenzarán a surgir las novedades locales desde los “responsables diocesanos de comunicación”, laicos que se encargarán de coordinar con la Comisión los problemas y realidades concretas de cada lugar y serán el puntapié inicial para aceitar el enlace con cada diócesis. Se espera que para fines de julio se de a conocer el plan de acción y los miembros de la comisión, que estará integrada por tres titulares y tres suplentes por cada parte. En principio, la Iglesia ya habría conformado su lista por cargos. Se descarta que el presidente de la comisión de comunicación de la Conferencia, monseñor Julio Arancedo, integrará la misma, como así también el secretario ejecutivo, Jorge Oesterheld, el propio Rimoldi y el presidente de la Asociación de Radios Católicas Argentinas (ARCA), Osvaldo Bufarini.
“Nuestra política de comunicación nunca ha sido del todo precisa”
Es integrante de la Comisión de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Argentina desde 1996, cuando era presidente el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto. En ese momento le encomiendan el enlace con el Comfer en lo que tiene que ver con los medios de la Iglesia y se hizo cargo de las producciones televisivas que el Centro Arquidiocesano pone al aire por las pantallas de Canal 7 y otras emisoras del interior del país. Hoy es el personaje de la noticia, porque analizó paso a paso las alternativas de este acuerdo con el organismo y porque desde su óptica la Iglesia desliza su estrategia de comunicación. ¿Por qué ahora el convenio, luego de 10 años de entregas de radios? De todos los interventores que estuvimos trabajando, en esta gestión es en la que encontramos la coyuntura adecuada. Más que nada con todo este ordenamiento impulsado y el debate por la nueva ley. Todas las intervenciones en lo que tiene que ver con los medios de la Iglesia tuvieron sus idas y venidas, sin duda. En todas se lograron cosas y otras no. Tal vez se podría haber hecho 4 años atrás, pero no hubiera tendido el mismo sentido que ahora. Tiene que ver con cierto tipo de maduración en la concepción de nuestro manejo de los medios. La realidad te marca que no podés hacer frente a todo. ¿Cómo fue la reacción de la Iglesia ante la iniciativa del organismo? Muy buena. Nos consultaron y accedimos porque era lo que necesi-tamos. Inicialmente el convenio iba a ser firmado por Aran-cedo y Gustavo López, pero cuan-do se enteró Karlic, fue tan bien recibido que el mismo prefirió hacerlo desde la Conferencia Episcopal y por eso lo firmó. ¿Tienen algún reproche que hacer al Comfer, por ejemplo en el caso de las radios con interferencias? En determinadas diócesis tenemos problemas históricos de interferencias. Tiene que ver con las zonas más conflictivas y son paradigmas. Algunos se resuelven y otros no. Pero como reproche yo creo que no. Siempre esperamos más y confiamos en la resolución de los casos. Y por vuestra parte, ¿qué aspectos se critican? Desde la Iglesia de alguna forma nos hemos equivocado en algún punto de la política de comunicaciones. Tal vez hubo diócesis donde hemos pedido muchas radios y a no todas las pusimos en funcionamiento. Hay obispos que han devuelto frecuencias. La política de comunicación de la Iglesia no es perfecta, nunca tuvimos un manejo preciso de los medios. ¿Es por proble-mas internos? Otra de las cosas que hay que corregir dentro de la Iglesia es nuestra comu-nicación inter-na. Hay veces que no estamos enterados de los problemas concretos que tienen las radios. Al principio nos enterábamos del conflicto al mismo tiempo que el Comfer o cuando la cosa estaba tan avanzada que hacía dos años venían con un problema de interferencias. Por eso ahora vamos a provocar una comunicación directa con nuestros obispados y poder terminar una base de datos acabada y segura. Si hoy me preguntás, no te puedo decir cómo se llaman cada una de nuestras radios, dónde están ni cuánta gente trabaja en ellas. En la misma Iglesia estamos tomando conciencia de la importancia que revisten los medios de comunicación. ¿Por qué recién ahora? En el 90, cuando los obispos comenzaron a pedir radios, no se si existía una conciencia clara de lo que era tenerla. Es un medio más de evange-lización reconocido por el mismo Papa. No reemplaza la homilía del cura, pero es importante. En función de eso nos damos cuenta de lo destacado que es ampliar los contenidos. Está el modelo de radio estrictamente confesional hasta el que tiene un mensaje implícito, es decir que es de la Iglesia pero con programación más abierta. No llegamos nunca a una radio comercial. ¿Es necesaria la inclusión de publicidad en las radios católicas? Es un punto muy discutido dentro de la propia Iglesia. Hay medios con voluntariado y otras que por cuestiones de formato se profesionalizó de tal manera que necesita cubrir gastos de producción, mantenimiento. La única forma hoy es a través de auspicios y donaciones. Hay que ver cómo se toma, si es por publicidad o por auspicios privados de empresas. Es todo un tema el sostenimiento de las radios. Igual a nadie se le escapa que todas tienen que sostenerse a través de la publicidad. No está explicitado en la ley el tema. Lo plantea como un desafío a futuro No se si la pelea está por el lado de reconocer o no la legalidad de la publicidad para las radios. Hay muchos intereses y puede generar roces con las radios comerciales por la torta publicitaria. Lo que es seguro es que una radio católica no le va a quitar publicidad a FM 100, por ejemplo. Ni se puede llegar a pensar. Pero entonces es necesario aclarar bien el punto El sostenimiento de las emisoras es un hecho. Hay que pagar cargas sociales, impuestos, empleados, y otras cosas. Creo que hay que definir de qué forma sostenemos esas radios. Si es con publicidad o con aportes institucionales o con donaciones. No es lo mismo pautar en el canal 5 de Mercedes que en Artear. Estamos hablando de diferencias abismales de costos. Es prioritario que las radios puedan sostenerse económicamente para mejorar su profesionalización. Hay que brindar un buen producto para que la gente te escuche. Jamás se va a dar que un medio chico pudiera disputarle a un multimedio una pauta publicitaria. ¿El resquemor con las emisoras comerciales es porque las católicas están exentas de gravámenes o por otra cuestión? Las radios cató-licas tributan co-mo cualquiera. El impuesto del Comfer lo pagan, no estamos exen-tos. Puede ser que algunas sí, pero no es el caso de todas. La Iglesia no pretende un paraguas de protección que por ser Iglesia esté exento de pagar y cobrar todo lo que se pueda. Somos concientes que desde el momento en que tenés una herramienta de comunicación, estás entrando con una serie de obligaciones que cumplir. Los acuerdos con SADAIC o AADI CAPIF son otro tema, pero en ningún momento se pensó que por ser Iglesia no tenemos que pagar nada. Y entonces, ¿cuál es la propuesta? Hay que ver qué tipo de publicidad no puede tener la Iglesia. Es necesario definirlo para después no tener que rectificar una ley. Es fundamental discutir el sostenimiento, pero es otra pelea. Hoy tiene que venir de afuera de la Iglesia porque ésta tiene que hacer frente a otras necesidades más específicas. Una vez un obispo me dijo que estaba de acuerdo con las radios, pero la mitad de su diócesis no tenía agua potable. Ojalá el sostenimiento pudiera venir desde adentro, pero en ningún lugar del mundo sucede. Todos los medios son de alguna forma empresas evangelizadoras que dan pérdida porque son un servicio. No es un ente comercial, son sostenidas por otras. Hoy no se recauda igual que hace 20 años en concepto de donaciones. Entonces, desde ese punto de vista, creo que hay que tener un medio que cumpla con su fin de evangelización, que sea interesante y alternativo. No es sólo para rezar el rosario y poner la misa como piensan algunos. Hay que llegar de otra forma a través de un servicio concreto y ágil. Hay infinidad de casos de radios con programas desde los hospitales o centros asistenciales que no se conocen. La radio está para eso. El formato comercial ya está hecho y las radios de la Iglesia pueden pasar música siempre amparadas en una cuestión de valores.
Si bien la Iglesia recién pudo acceder a la titularidad de licencias de radios y canales mediante el decreto 858/90, bajo la intervención de León Guinzburg, ya existían para ese momento algunas experiencias, pero no jurídicamente establecidas. Las radios, manejadas por el titular de una diócesis, en su mayoría tienen frecuencias de categoría E para abajo con potencia baja. Una FM de ese tipo en Capital Federal tiene un alcance mínimo frente otra en el interior, donde pueden llegar a cubrir todo su territorio con una o dos emisoras, mientras que en Buenos Aires, por las condiciones del espectro, se necesitan al menos seis para cubrir el territorio. Según los últimos datos disponibles en la Comisión de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal Argentina, reco-lectados hacia fines de 2000, existen 279 pedidos que abarcan radios y canales con decretos de asignación. Pero también los que tienen asignación sin decreto y aquellos medios sin asignación ni decreto.