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Hay dictámenes separados
Persiste el disenso
en
Senadores por la penalización
de los radiodifusores clandestinos
Mientras la Comisión de Comunicaciones apoya la sanción, Asuntos Penales bajará la iniciativa cuando entre a discutirse en el recinto. La ley es esperada con ansias en el sector privado y en el propio Comfer.
Sólo después de un debate que aún carece de fecha fija en el recinto de la
Cámara Alta se sabrá qué suerte correrá al proyecto de ley que pretende penalizar
con hasta dos años de prisión a los radiodifusores ilegales que operen en
la Argentina.
Porque cuando la tendencia a reformar el Código Penal parecía no tener adversarios
en el Parlamento, una nueva divergencia de criterios volvió a sumar condimentos
al delicado tema de mandar a la cárcel a los clandestinos del dial.
La Comisión de Comunicaciones aprobó a través de un dictamen por mayoría la
media sanción a la ley de Diputados. Pero la comisión de Asuntos Penales y
Régimen Carcelario, que actúa como cabecera del tema, tomó distancia y votó
otro dictamen en disidencia total. Las dos están lideradas por los justicialistas
Guillermo Jenefes y Jorge Agúndez, respectivamente. Y ahora sólo queda esperar
la votación general en el recinto donde se advertirá la influencia de cada
cabeza dentro de su bloque y el resto de los legisladores.
Las dos opciones
De aquí en adelante, o sale la ley tal cual fue concebida en Diputados,
o se detiene su curso y vuelve a ésta para resurgir en otro momento menos
candente para la actividad legislativa tal como se concibe por estos días.
Para Jenefes, “la necesidad de esta ley también se funda en que va a ser un
instrumento necesario para la normalización que exige hoy el espectro radioeléctrico,
donde se produce la apropiación de frecuencias y la imposibilidad de regularizar
a muchas de ellas ya que se encuentran ocupadas por clandestinas”.
En sintonía con el senador, el sector privado encabezado por ATA, ARPA y ATVC
pidió la “urgente” aprobación del la ley. Y tanto éstos como el Comfer se
mostraron confiados luego de una reunión en el Senado que así será.
El propio interventor Carlos Caterbetti confió a esta redacción minutos después
de exponer su postura que advirtió en los legisladores “una predisposición
total de aprobar la reforma del Código porque entendieron que el gran problema
es la urgencia”. A lo que agregó: “Si se encuentra algún defecto de forma,
éste puede subsanarse después”, sostuvo visiblemente más relajado que semanas
anteriores cuando el proyecto estaba trabado.
Pero ahora el proyecto demostró estar tan o más complicado de salir a la luz
que cuando comenzó a discutirse. Y al momento de levantar la mano, la comisión
de Asuntos Penales en pleno no dudará en defender a capa y espada lo que ellos
consideran fundamental: “la radiodifusión clandestina no debe combatirse mediante
una modificación del Código Penal”.
Ni siquiera la promesa de Caterbetti de normalizar el espectro si salía la
ley convenció las rígidas posturas de los integrantes de Asuntos Penales.
Y en silencio, mientras el tema parecía estar resuelto para los propios interesados,
imprimieron el rechazo.
El Código no es el medio
Los legisladores que respetarán la disidencia, entre ellos, José Luis Zavalía,
Vilma Ibarra, Amanda Isidori y Eduardo Brizuela del Moral, coincidieron con
Agundez que “sancionar la radiodifusión ilegal puede ser alcanzada por las
herramientas del derecho administrativo, ya que es ajena a las funciones del
Código Penal”.
Pese a coincidir en el espíritu del proyecto de considerar a la clandestinidad
como un tema a combatir, Asuntos Penales estima que ésta no debe hacerse “por
la intervención punitiva” sino a través de una “ley marco de radiodifusión”.
Para ellos, “sólo se debe recurrir al Código Penal cuando las demás normas
coactivas resulten ineficaces”. Y en este sentido entienden que sobre las
conductas que afecten las radiocomunicaciones aéreas ya se encuentran subsumidas
en el Código con penas de entre 2 y 8 años de prisión.
Lo mismo sucede para la parte del texto donde se pretende penalizar al que
comercialice, promueva o distribuya decodificadores. Asuntos penales observó
que estas acciones ilegítimas ya están tipificadas en la ley 22362 de Marcas
y designaciones.
Por otro lado, el hurto de señales también estaría alcanzado por el Código
Penal cuando éste se refiere al robo de un bien mueble. Y si el ilícito fuera
cometido en beneficio de una persona jurídica, como dice el artículo 3 del
proyecto, éste está contenido en la ley 19550 de Sociedades.
En conclusión, los senadores disidentes resaltaron también que “una penalización
irracional e indiscriminada atenta contra el Estado de Derecho y favorece
el desarrollo de un Estado de Policía en detrimento del primero”. La cartas
están echadas en la mesa de quien mejor sepa convencer al otro para apoyar
una u otra postura. El efecto de un aparente consenso demostró ser eso mismo
que parecía, una cuestión probable que no fue.
Quieren enviar a la cárcel a los radiodifusores de la democracia
por Martín García *
Las comisiones de Legislación Penal y de Comunicaciones e Informática de
la Cámara de diputados unificaron en junio de 2001 varios proyectos presentados
por los entonces diputados Luis Brandoni y José Dumón (Alianza), y por Dámaso
Larraburu y Pablo Fontdevila (PJ) haciendo un menú represivo y discriminatorio
a favor de los multimedios y las empresas extranjeras de cableado y TV por
satélite.
El proyecto que tuvo media sanción en diputados, entre gallos y media noches
para convertirse en ley en el Senado, donde está siendo tratado ahora, estuvo
dirigido a penalizar con la cárcel las emisiones no autorizadas de radio
y de televisión.
La Ley fue impulsada con el urgente pretexto de las interferencias
supuestamente provocadas por radios “truchas” en las comunicaciones entre
los pilotos y la torre de control del Aeroparque Jorge Newbery, que lo volvieron
inoperable por varios días, lo que, como todo el mundo sabe, fue un
“blooper” originado en emisiones de radios legales y autorizadas que se negaban,
aun después de ser advertidas, a corregir su anomalía y con esa excusa dictaron
una normativa que somete la libertad de expresión a prisión en la cárcel para
todos los radiodifusores de la Democracia que administran radios y canales
de televisión no autorizados en mas de mil localidades del territorio nacional
y que, desde hace 15 años son reconocidos como legítimos y necesarios por
sus comunidades locales. Según el proyecto, quienes realizaran o repitieran
emisiones no autorizadas de radio o de televisión, podrían recibir penas de
un mes a un año de prisión, e inhabilitación especial por el doble del tiempo
de la condena. Esto hubiera sido razonable si se hubiera referido sólo a la
interferencia en zonas de aterrizaje y despegue de aviones, pero ¿qué sentido
tiene su aplicación en los lugares donde esto no es afectado?
A pesar de que para nosotros esto ya está previsto en el Código Penal, se
podría, tal vez, entender y proponer, si nos ceñimos al problema de las interferencias
en los aeropuertos o en los enlaces de las fuerzas de seguridad que, como
alternativa, se efectuara una modificación del Código Penal que dijera, por
ejemplo: “Artículo 197 bis.- El que realizare emisiones de radio, de televisión
o de transmisión de datos, permanentes o transitorias, que interfieren las
frecuencias de transmisión de aeropuertos, policiales o militares, será reprimido
con prisión de dos meses a dos años e inhabilitado para operar por el doble
del tiempo de la condena”.
Si unos poderosos se quieren quedar con una radio como ha pasado con la Radio
10 de Daniel Hadad, con apoyo de los capitales extranjeros que dictan su línea
editorial ¡No hay problemas ¡se le saca la frecuencia a la municipalidad de
Buenos Aires, se hace un concurso entre gallos y medianoche, y se le otorga
a los amigos con todo lo legal limpito y justificadito, porque para eso es
el poder, para beneficiar a los amigos de los poderosos.
Telefónica opera como perico por su casa los Canales 9 y 11 de Buenos Aires
en una misma área de cobertura (lo que le esta expresamente prohibido) y sin
embargo hace eso y mucho mas, todito fuera de la ley, pero ¿quién le pone
el cascabel al gato de los intereses de los poderosos?
Ninguna de las empresas licenciatarias de radio y televisión consideradas
legales cumplen los planes técnicos ni artísticos que figuran en los pliegos
de las licitaciones que les otorgaron la administración de su frecuencia.
Ninguna. Ni Canal 13, ni Canal 9 o AZUL TV, ni TELEFE, ni el Canal 8 de Mar
del Plata, ni el 9 de Entre Ríos, ni el 13 de Corrientes. Ni las AM o FM legales
que Uds. elijan. Dicho esto con plena conciencia y conocimiento.
¿Y entonces al cumplimiento de qué normas nos referimos? En un mercado que
se ha ido achicando cada vez mas, las grandes empresas de la comunicación
atacan con esta norma a las emisoras nuevas de media, baja, y muy baja potencia,
aunque algunas de las nuevas ya tienen 15 años de nuevas, o digamos no autorizadas
por un estado ineficiente, impedidas por un sistema con aires de monopolio
o clandestinas como les prefería decir la dictadura militar de Videla, Agosti
y Massera.
Se establece, entonces un mecanismo limpio, rápido y perfecto para cerrar
todas las radios y canales no autorizados, que desde hace mas de 10 o 15 años
lejos de ser clandestinos, como todo el mundo sabe, son el único diseño que
se dio la Democracia de manera transparente, para consolidar los derechos
humanos, en medio de ataques y amenazas al poder civil por parte de los golpes
militares. Fue la única revolución productiva realizada en la Argentina de
los últimos 12 años ya que generó 50.000 puestos de trabajo directos y aun
mas en ocupaciones derivadas, sin subvenciones ni ayuda alguna del Estado.
El proyecto de esta ley que ahora trata el Senado atenta brutalmente contra
la libertad de expresión, el derecho a la comunicación y al entretenimiento
consagrados en la Constitución de Santa Fe por medio de los Derechos Humanos
consagrados en Costa Rica.
Y su media sanción en Diputados por la metodología empleada debería ser considerada
nula de toda nulidad ya que se ha logrado votar por el engaño y la simulación.
La ley parece estar para defender los intereses de los poderosos y enviar
a la prisión a los pobres que quieren más de lo que les corresponde por su
clase social ya que también incluye a los desocupados que se enganchan al
cable de Multicanal o Cablevisión sin pagar y a los pretenciosos que usan
un decodificador casero para ver fútbol sin pagarle un plus a los monopolios
abusivos. ¡Leña a ellos! ¿Qué se creen? ¡Pobretones ambiciosos!
La clase política argentina parece haber encontrado su formula perfecta -
flexibles y sumisos con los poderosos y firmes y duros con los pobres.¡Muy
bien !¡Viva la clase política argentina! ¡Maravilloso! (Así les va)
* El autor es asesor de la Comisión de Comunicaciones de la Cámara de Diputados. Trabaja junto al diputado Ricardo Quintela.