“El Comfer todavía no tuvo en cuenta a CAPIT”


Página 14

 

 



Página 14

Entrevista con Carlos Rottemberg

“El Comfer todavía no tuvo
en cuenta a CAPIT”

El presidente de la Cámara de Productores Independientes de Televisión criticó la ausencia de diálogo con el organismo sobre temas de contenidos. Prepara un código de ética para respectar formatos televisivos y duda que la exportación de programas sea rentable.

Carlos Rottemberg

El hombre fuerte del teatro porteño está más delgado pero no perdió el ritmo de su conversación. Acuerda un encuentro en Miami y de inmediato se interna en su oficina, estratégicamente ubicada entre sus cuatro salas ultramodernas sobre la avenida Corrientes.
La trayectoria como productor en escenarios le valió una fortuna. Pero la fama le cayó con la tele. Para la gente, su nombre está asociado a los Almuerzos de Mirtha Legrand y hoy es uno de los referentes que más conoce de cerca el mundillo de la pantalla chica.
Le huye a los rumores pero le gusta tirar frases para titulares. Su discurso crítico no se altera ante los grabadores y sin pausa es capaz de ir y venir entre sus vivencias como si el tiempo fuera tirano. Como si estuviera en pleno set.
Carlos Rottemberg dice ser el pionero. Y sus colegas lo saben. Tanto, que le reconocieron esa experiencia y aún lo mantienen en el sillón de CAPIT, la Cámara Argentina de Productores Independientes de Televisión.

“Cuando en 1990 comencé a producir los Almuerzos de Mirtha, para poder formar el primer contrato tomé uno de teatro: donde decía el nombre de la sala lo reemplacé por canal y donde estaba el espectáculo puse el de la productora”.
Así eligió graficar Rottemberg el nivel de desconocimiento que existía sobre la nueva modalidad de las producciones independientes pos crisis de 1989, el punto de inflexión a partir de cual quedó atrás la única manera de hacer televisión: sólo en los canales.
“Antes era impensado que los licenciatarios de las emisoras entreguen parte de su programación o adquieran contenidos a empresas satélites o externas a ellos. No había antecedentes de riesgo empresario por fuera de los canales”, recordó el empresario. Sin embargo, tuvo que transcurrir casi una década para que esa nueva manera de fabricar programas tuviera entidad. Recién en septiembre de 1999 se formó CAPIT, envuelta entre síntomas de espacios no resueltos y la necesidad de unificar criterios.
Para el productor, “había unos cuantos vicios ocultos de la actividad sin resolver. La mejor prueba de que algo andaba mal era el tema impuestos: porque mientras la TV por aire no pagaba al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ingresos brutos, nosotros sí”.

R&TA: ¿Y en qué se avanzó hasta el momento con la representación a través de la Cámara?
Rottemberg:
Estaba todo confuso. Hoy se reguló la relación con los sindicatos, aspectos impositivos se adecuaron a las realidades específicas del rubro y se mejoró la relación con los canales.

¿Cómo es esa relación en tiempos donde las emisoras dejan un tendal de deudas con las productoras?
La relación a nivel CAPIT es muy buena. Cuando se trata de defender los intereses de los socios ahí estamos. Tuvimos reuniones cuando se concursó América y en estos últimos días estuvimos con los directivos de Azul plateándoles problemas de falta de pago a algunas productoras desde el canal.

Sin embargo socios como Pergollini arremete cada vez que puede contra América
Sí, pero no es un clima belicoso. Sabemos que las emisoras tienen reducidos totalmente los márgenes de ingresos publicitarios, pero los contratos se hicieron para cumplirlos.

¿Cuál es hoy la mayor preocupación de CAPIT?
Por el momento no hay un temario fijo de acá en adelante. Hoy lo que estamos leyendo para la próxima reunión es un código de ética interno que se quiere formar sólo para las productoras.
Tiene que ver con el respeto de los formatos televisivos. Es decir que si un integrante de CAPIT está negociando un formato X con un canal, no aparezca luego otro socio de la cámara a ofrecer lo mismo. La idea es no chocarse entre socios. Y generar un respeto en las declaraciones hacia fuera sobre lo que es la entidad.

Pero algunos de los socios siempre se han encargado de tirarse dardos en la pantalla. ¿Qué actitud tienen cuando están todos en una misma mesa?
De repente surgen problemas. Y son los mismos socios los que traen el conflicto a la mesa. Desde que está CAPIT nunca se ha llegado a la Justicia por estos temas. Se habla entre colegas.

¿De qué manera afecta la recesión a las producciones independientes?
Tuvimos un auge en la década del 90 pero después la recesión económica derivó en el achique de la torta publicitaria, que bajó un 60% en pesos respecto del año pasado. Querer no tener problemas es algo ilógico.

¿Es viable en una economía devaluada el negocio de exportar contenidos?
Algunos lo intentaron y los resultados fueron diversos. En el 2000 aparecía un auge de las productoras argentinas en España, pero en la práctica no se llegó a tanto. Tuvo más aceptación la ficción en algunas productoras en algún país como lo tuvo siempre. Ese aparente auge duró lo mismo que los musicales sobre la calle Corrientes. Son intentos pero no hay algo fuertemente arraigado en el exterior. La gente de Cuatro Cabezas y Promofilm tienen productos afuera y les funcionó.

¿Qué opina de la iniciativa oficial de abrir más canales y exigir mínimos de producción propia?
No es el mejor momento para abrir canales y exigir producción propia. Porque si está costando hacer televisión en los canales capitalinos, no quiero imaginar lo que pasaría en las plazas del interior sumado a la escasa torta publicitaria. Va a ser muy difícil hacer televisión local y que tenga interés en el público. El tema es que la gente la quiera ver. Y creo que todavía es muy difícil que un espectador del interior sintonice un canal local teniendo un mostruito de Buenos Aires en la pantalla.

¿Qué piensan hacer ustedes como productores de esos monstruos respecto del cuidado en los contenidos, tan cuestionados por el lenguaje y las imágenes?
Por momentos me pongo pacato al ver la televisión y digo cómo el Comfer no actúa más sobre los contenidos. Y a veces me pongo como productor y digo: ¡Qué suerte que no actúe más! Me gustaría que detrás de cada programa la gente pudiera ver un rostro visible. Hay que hacerse responsable. La televisión tiende a confundir y si ves, a los peores programas nadie los firma. Como mínimo se sabe que es malo.

¿Por qué no se respeta la guía de contenidos?
Fue excelente la gestión que trató de hacer Gustavo López y su equipo al frente del Comfer sobre este tema. Así como con ellos había un ida y vuelta, ahora como CAPIT no tuvimos comunicación oficial alguna sobre quiénes están en el Comfer. Desde el organismo no se ha acercado hasta nosotros. No tuvimos ningún contacto y no somos nosotros los que nos tenemos que acercar a la autoridad.

¿Nunca el Comfer los llamó?
No. La gestión anterior se preocupó en conocer a los productores, firmar la guía de contenidos. Cuando hubo un problema con Marcelo Tinelli por el sketch de las gemelas en “Fugitivos”, nos reunimos con el organismo, hablamos con Tinelli y se arregló el cuadro para que entre en el horario adecuado.

¿Le parece bien la idea de adecuar el volumen de los montos por multas?
A mi no me parecen mal las multas en tanto y cuanto supiésemos cuál es el manual con el cual se está manejando. Con López yo sabía cuál era la guía de contenidos, hoy no se de qué estamos hablando. Por lo menos CAPIT no firmó ninguna con estas nuevas autoridades.

En un momento se habló de instaurar un premio CAPIT similar al Martín Fierro, ¿en qué anda esta idea?
Fue algo que se dijo y que la misma gente de APTRA le dio más prensa que nadie preocupados de que exista otro premio y les quitara lugar. Pero en realidad nunca prosperó seriamente el tema dentro de CAPIT. En la primera reunión alguien dijo lo bueno que sería dar un premio, pero quedó en eso.

Adrían Suar es uno de los socios más reacios. ¿Qué postura tiene la Cámara sobre el Martín Fierro?
CAPIT nunca se pronunció en contra del Martín Fierro ni qué hacer sobre el tema. Directamente nunca se habló. Yo voy siempre a la entrega incluso con todos los bemoles que signifique el premio.

¿Cree que perdió credibilidad?
El premio no perdió credibilidad, tampoco los rubros ni cómo se votaba. Los que perdieron credibilidad fueron algunos integrantes de APTRA justamente porque antes eran periodistas y ahora son estrellitas de televisión. La verdad, no es ético ser juzgado por estas personas. Son estos votantes los que han desvirtuado el criterio de lo que era hacer periodismo en la Argentina.