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ENRIQUE PROSEN, DIRECTOR DE LA DIVISION RADIOS DEL GRUPO CIE

“Detrás de la clandestinidad en
las radios están los políticos”

ENRIQUE PROSEN

Se suponía, porque así lo había hecho saber por su secretaria, que no se hablaría de temas políticos. Pero el personaje no desconoce que por más liderazgo que alcancen las radios del Grupo CIE en la audiencia, existen otras cuestiones menos simpáticas que, aunque se busquen evitar, siempre terminan por dar vuelta el tablero. Rentabilidad negativa, pérdida de publicidad, interferencias por doquier y ley “selva” son palabras que comenzaron a dibujarse en la mente de Enrique Prosen antes que R&TA lanzara una pregunta introductoria para romper el hielo. Con un ejemplar del periódico en la mano, el director de Aspen, América, Del Plata, La Metro y Rock & Pop arriesgó, despatarrado en un ecléctico sillón de la FM líder entre los jóvenes argentinos: “Hay cosas que son imposibles de combatir como la clandestinidad. Porque entre las radios truchas hay políticos y funcionarios. Cuando voy a tocar timbre a una radio para decirle que me están interfiriendo me dicen: ¿Sabés de quien es esta radio? Es del diputado tal y trate de no volver. Es más, no te cagan a tiros de suerte, se te ríen en la cara y no les importa porque tienen banca de algún lado. Por eso creo que a los únicos que les sirve el ordenamiento son a los 10 tipos con categoría A que pagan todo. Al resto no le interesa”. ¿Te parece que no hay solución? La verdad es que creo que nunca se va a solucionar porque hay muchos intereses en el medio. El negocio es sobrevivir en la ley del más fuerte. Caterbetti podrá tener las mejores intenciones pero qué puede cambiar. Todos hicieron proyectos pero nadie concretó nada. Ahora dan licencias de categorías bajas y cuando pegan la vuelta están con 30KW. Ponen recursos de amparo y siempre van zafando. ¿Quién puede dar vuelta esto? Me encantaría que alguien lo hiciera porque me sentiría protegido. Cada plan de normalización, concurso o licitación da pie a truchadas, a manejos, a negociados. ¿Y no hay manera de que hagas algo, quizás a través de ARPA, de la cual sos socio? Lo que pasa con las uniones entre privados es que primero nos juntamos y nos ponemos de acuerdo y después cada uno hace su camino. Cada uno busca subsistir con sus interferencias y busca la manera de escucharse. ARPA logró muchas cosas con los distintos gobiernos. Pero es imposible que consiga una ley de radiodifusión que conforme a todos. ¿Hay que esperar a que el Gobierno reaccione? No estar detrás de todo y decirle cada día al Estado que hay una radio en el 96.1 que me molesta. Las leyes dicen que tengo que cumplir con ciertas normas pero también me deben garantizar cierta protección. Tengo la cobertura garantizada por ley para que nadie me interfiera pero el Gobierno de turno nunca lo cumple. ¿Cómo es entonces el tema? A mi no me protege esa ley pero yo tengo que cumplir con ella. No puedo decir culo pero tengo que aguantar que haya 20 radios interfiréndome en La Plata, Lomas de Zamora, Banfield, etc. Son lugares donde la Rock & Pop no se escucha y a mi un cliente me lo dice. Dejo de ganar plata porque el gobierno no me defiende. Y mientras tanto siguen instalándose más clandestinos... Acá pagamos impuestos, tenemos el personal en blanco y compito con tipos que tienen la misma potencia que yo, operan en la clandestinidad, no pagan impuestos, no aportan ni al Comfer, ni a SADAIC y a los empleados los tienen en negro. El gobierno, que es el que me obliga a cumplir con ciertas normas, qué hace para que ese tipo no joda mi negocio. No quiero ser más el boludo que garpa. Porque ese tipo ilegal después va y le vende publicidad más barata a los mismos clientes míos por tener menores costos. ¿Considerás también que hay falta de orden incluso entre los que tienen licencia? Seguro. Hace unos años los propietarios de estaciones se reunieron en ARPA y acordaron trasmitir con 50 KW en AM. El Comfer dijo que no intervendría mientras las radios se pusieran de acuerdo entre ellas. Salieron todos de

esa reunión y cuando parecía que éramos todos amigos no fue tan así: hoy te encontrás con radios que trasmiten en 100 o 200 KW. ¿Es la ley del más fuerte? Nunca se arregla nada. De palabra todo bien pero después... No existe ni siquiera un código de ética interno. Esto es la batalla del más fuerte. Del Plata está fuera de la ley porque emite 50KW, pero así están todas y por lo menos respeta el acuerdo que hicimos entre todas las radios. Hoy con 50KW están Rivadavia, Del Plata, América y Radio Buenos Aires. Después, radios como La Red, Continental, la 10, están en más de 50kw. Cómo hacés para competir con ellas. ¿Cómo evaluás que ante un mayor encendido la facturación igual cae en picada? Rock & Pop nunca facturó sobre la base de sus mediciones. Sólo cambió el nivel de ingresos por la realidad del país pero no porque esté primera o cuarta. Rock & Pop no vende mediciones, sino contenidos. La gente compra a Pergolini o a Vernace. Las agencias, cuando arman su plan de medios, saben que Rock & Pop está sin fijarse en las planillas de rating. Y está porque es multitarget: el tipo que la empezó a escuchar hace 15 años hoy tiene 33 y la sigue escuchando. Hoy tienen gente de 40 prendida a la radio y también de 20; de diversos niveles socioeconómicos. Rock & pop es como incondicional en toda planificación. ¿Tuvieron que salir a buscar anunciantes ante la merma? Sí. La merma es del 30% respecto del año pasado y el 2001 fue malo. Cuando estás en la abundancia despachás publicidad. Pero en la mala tenés que salir a pelear, a remar y rebajarte un poco los pantalones por tarifas. Igual nunca es bueno en estas crisis bajarlas mucho para lograr un mayor ingreso porque después cuando venga la buena no las levantás nunca más. Tratamos de tener una política comercial seria y no salimos a rematar los segundos. La Mega salió a vender muy barato. Logró posicionarse primera pero los agarró esta crisis y hoy el segundo ya pasó a ser baratísimo y no lo puede levantar. Tienen millones de segundos vendido pero cuando vas ver cuánto es de plata, la recaudación está muy por debajo de la nuestra. Igual la idea fue mantener pese a todo la programación... Cualquier cambio que hubiese hecho en febrero o marzo viendo que esto venía tan mal no hubiese servido para nada. El producto que tenemos es el mejor que pudimos conseguir con los recursos que teníamos. Si tengo que salir a negociar artística hoy no tengo los recursos de octubre pasado. Ahora cuando empezamos a planificar el año que viene se va a complicar. ¿Qué puede pasar? El año está perdido y levantar un programa a esta altura no me lo va salvar. Por un tema de credibilidad y de coherencia no apuntamos a los cambios como sí lo hace la TV. En radio las cosas tienen otros tiempos y no tenés los datos de rating claros. Si vos querés hacer un promedio de los últimos tres años no los podés ver. No hay una coherencia en las mediciones y eso me imposibilita tener una evaluación inmediata de los programas. ¿Hay programas con mucho éxito que no venden? El de Peña, por ejemplo. Comercialmente es un fracaso. Pero mide primero en su horario y estamos contentos. Ganás plata con Pergolini y con eso bancás el de Peña. Por ahí con la negra empatás y con Juan volvés a ganar. Se trata de un balance porque hoy no ganás plata. Ninguna radio lo hace. Podés llegar a empatar. Nunca podés ajustar los costos a la baja de ingresos reales. ¿Cuál fue el beneficio de hacer enroques de artistas entre las diferentes radios del grupo? El cambio de Lalo a Del Plata fue un poco para levantar a la radio. Pero también vimos que a Lalo siempre le gustó la AM y está en una transición donde todavía puede hacer las dos cosas. Yo siento que está más el lado de la AM y está en camino para ser un Larrea. Teniendo la posibilidad, lo pusimos en carrera para que empiece a hacerse camino. Sin embargo siempre fue símbolo de la Rock & Pop... Sí. Es muy talentoso y lo sigue mucha gente. El tema es que necesitábamos formar figuras para AM. La idea es no caer en el llamado a Carrizo, Larrea o Víctor Hugo. En el caso de Bravo, un histórico en Del Plata, la idea era darle una continuidad y por eso sigue estando. Al igual que en la potencia, ¿se compite también por los artistas? Si vos decís que no vas a ir a robar artistas a otras radios pero un día viene el artista de otra radio a vos. ¿No es lo mismo? Si, claro. El medio es bastante chico. Nunca sabés si con el tipo que te peleas hoy mañana tenés que sentarte a negociar algo. Y nunca se hizo una especie de ética de los medios. ¿Estás pidiendo orden para la competencia con los artistas? Se da mucho de gente que tienta a tus artistas como vos también lo hacés. Esta es la peor época. Porque ahora empiezan las charlas preliminares sobre qué vas a hacer el años que viene. O por ahí aparecen tus artistas diciéndote como sigue la cosa. Y quieren saber. Y si fue un año perdido, ¿qué herramientas pensás sacar de ahora en más? A veces no tenés un mango y hay que hacer la programación. Busco gente que me puedan interesar y trato de hacer un acuerdo de co-producción donde no tenga costos fijos míos. Los dos asumimos el riesgo: yo con mi radio y el artista con su talento. Si esto no funciona por lo menos no perderemos plata los dos. ¿Sentís que se está tocando fondo? Y... Fijate que la gente de Continental ya se está planteando la posibilidad de vender espacios... En otras épocas vos ya podías contratar a los artistas. Si después facturabas 10 o 100 millones es mi problema porque el artista se llevará lo pactado. Hoy no existe eso porque económicamente muchos no pueden soportar el costo de tener artistas y tampoco les sirve tener coproducciones, que a veces te dan un buen contenido pero no guita. ¿Les pasa a ustedes con los conductores de las AM también? Me pasa en Del Plata, donde hoy tengo muy buenos programas como el de Marcelo Araujo o el de Teté Coustarot. Todo muy lindo pero comercialmente no nos va bien. La excusa es que la torta bajó un montón pero lo concreto es que el negocio no va. ¿Qué es lo más optimista que podés pronosticar? La gente va a seguir escuchando radio. En una concepción optimista, veo un 2003 igual a este. Si sigue peor va a haber muchas radios que van a quedar en el camino.