Septiembre de 1997 -----•----- Año 2, Nº 22
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LA EMPRESA THOMSON MANEJA EL ESPECTRO
Secretos de una concesión sin precedentes

El pasado 11 de junio, la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) adjudicó a la firma francesa Thomson el control del espectro radioeléctrico nacional. En comparación con otras privatizaciones del sector, como la de los servicios telefónicos o los canales de televisión intervenidos por el Estado, esta licitación se caracterizó por su poca repercusión en los medios, a pesar de que atañe a un elemento fundamental en el veloz desarrollo tecnológico de los últimos años. La limpieza y el control del espectro son fundamentales, por ejemplo, para el buen funcionamiento de la banda que utilizará el nuevo servicio de PCS, cuyo proceso de licitación tanta polvareda ha levantado en los últimos días.

Varios son los elementos de interés en el proceso de adjudicación, que los funcionarios de la CNC se empeñan en no calificar de "privatización" para evitar polémicas. Al momento de ser adjudicado, Thomson Spectrum de Argentina S.A. era el único oferente calificado; el período para la compra del pliego definitivo y la presentación de los sobres fue de una semana; otras empresas desistieron de participar sugiriendo "irregularidades" en el proceso adjudicatorio; la única empresa que se presentó, además de Thomson, fue descalificada ignorándose sus reclamos; Thomson ganó ofreciendo quedarse, durante los primeros tres años, con un 75% de la recaudación. Por si esto fuera poco, ningún país desarrollado ha privatizado el control del espectro.

Para develar estos puntos oscuros y reconstruir el mecanismo de la concesión, RTA intentó comunicarse con las partes implicadas en busca de información y opinión. Pero, al cierre de esta edición, nadie había emitido declaraciones oficiales sobre el tema, a pesar de continuos llamados. Algunos anunciaron que no iban a hablar; otros adujeron razones de agenda o directamente no nos atendieron. En la propia CNC, el silencio fue regla de la cúpula para abajo, incluyendo a dos firmantes de la resolución adjudicadora: el vicepresidente primero Roberto Uanini y el presidente Roberto Catalán, hoy cuestionado por acusaciones de lobby en la licitación del PCS.

Esta nota se construyó con información obtenida "off the record"; parte de ella vino de un alto funcionario de la CNC que se ofreció a aclarar nuestras dudas. Eso sí: a pesar de la reserva prometida, nos aseguran que todo el proceso fue justo y transparente. La pregunta es: entonces, ¿para qué esconderlo?

Idas y venidas

Si bien las primera iniciativas para licitar el control del espectro datan de cinco años atrás, el pliego licitatorio no estuvo en condiciones de ser discutido hasta junio de 1996, cuando empezó a circular por el Congreso. En la CNC se jactan de haber obtenido la aprobación de todas las comisiones que intervinieron, entre ellas la Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones y la de Defensa Nacional del Senado. Sin embargo, en la Comisión de Comunicaciones de Diputados aseguran que su pedido de informes –casi obvio dado el tema de que se trataba- aún no ha recibido respuesta.

Las principales críticas al proyecto llegaron del sector militar: el Estado Mayor Conjunto envió los informes de diversos asesores militares a través del Ministerio de Defensa, durante la gestión Camilión. Aproximadamente la mitad de estas sugerencias llegó al pliego final, entre ellas la del poder de policía, que originalmente quedaba a cargo del concesionario. Fue el punto más cuestionado, y la CNC se sintió obligada a explicitarlo desde la primera carilla del pliego, donde se indica que el gobierno nacional busca una empresa cuya tecnología asegure al Estado un óptimo control "y el cumplimiento eficaz de su indelegable función de policía" (art. 1º).

De todos modos, los militares no quedaron muy contentos con la idea de conceder a un privado un sector de indudable valor estratégico, ya que incluye todas las comunicaciones radiales y satelitales. "El interés económico se hizo valer sobre el estratégico, que antes había regido en la materia" nos dijo uno de los hombres del ámbito castrense que asesoró a la legislatura. "Eso tiene que ver con que hoy hay más abogados que ingenieros en la CNC".

Siempre adelante

El 23 de diciembre la CNC (entonces CNT) consideró terminado el plazo de consultas y los tiempos se aceleraron. El concurso se relanzó el 30 de diciembre, y el 7 de enero venció el plazo para la compra del pliego. Esto motivó que varias firmas interesadas como Pérez Companc y la Sociedad Comercial del Plata, pero también internacionales como TRW y Tadirán (reconocidas como muy capacitadas por la propia CNC), desistieran de participar y enviaran una carta al secretario de Comunicaciones, Germán Kammerath, quejándose de que los plazos impuestos impedían presentar una oferta "razonable". Kammerath ignoró la protesta y el proceso siguió con el resultado conocido.

Radiocontrol y Monitoreo, empresa del grupo Benito Roggio, era la otra oferente además de Thomson; ofrecía el respaldo de Rhode & Schwarz, como Thomson una de las firmas líderes en equipamiento para control del espectro. Analizado el sobre Nº 2 -que contenía la propuesta de mejoramiento, la descripción del software y el programa de equipamiento-, R&M fue descalificada. La resolución 716/97 de la CNC, que adjudicó a Thomson, no aclara los motivos de la decisión, aunque una alta fuente del organismo explicó a RTA que la propuesta de R&M era sensiblemente inferior a la del ganador. "Ellos ofrecían poner la estación de Córdoba, la segunda en importancia en la Argentina, recién a los diez años de la adjudicación" aseguró el funcionario. "Por otro lado, el socio local de Rhode & Schwarz invocó licencias de los proveedores del software que después no acreditó".

Si bien allegados a la parte perdedora aseguran que en este caso "hay mucha tela para cortar", la empresa no realizará presentación judicial alguna. Tampoco permite hablar con la prensa a los que diseñaron el proyecto: "en Roggio", nos explican, "creemos que es mejor dejar atrás los fracasos y mirar hacia adelante".

Caro, pero el mejor

Técnicos de los grupos desplazados en primera instancia aseguraron al diario La Nación que una oferta de canon razonable hubiera rondado "entre el 20 y el 25% de la facturación"; uno de ellos calculó que al adjudicar a Thomson –que ofreció llevarse el triple- "la renta extra que deberá resignar el Estado va de 300 a 360 millones, según el caso".

Nuestra fuente en la CNC se negó a considerar estos argumentos. "Los que se quejan del porcentaje que ofreció Thomson deberían haberse presentado ellos. Hacen esto para poder ir con el diario a la sala de reuniones, así le explican a los accionistas por qué no se presentaron".

Lo que más entusiasma a la CNC es que Thomson no está otorgando una licencia a una empresa local, sino estableciéndose directamente en el país. "En el mundo pueden contarse con los dedos de las manos las empresas en condiciones de proveer y operar equipamiento sofisticado para control del espectro. Y con los dedos de una mano, las que desarrollaron software". Thomson, que provee de equipos al Estado francés, es una de las dos empresas más importantes del mundo en la estimación del funcionario. Otras mencionadas fueron Rhode & Schwarz, TRW y la israelí Tadirán. "Dos empresas nacionales nos ofrecieron desarrollarnos un software propio, pero les dijimos que no".

"Los manuales de la UIT exigen que los países controlen el espectro, ya sea por sí mismos o por concesión privada; Thomson es una de las dos o tres empresas reconocidas por la UIT" agrega el funcionario.

Veinticuatro técnicos de la CNC tienen un motivo adicional para alegrarse: de acuerdo con el contrato, Thomson deberá contratarlos para continuar sus tareas de comprobación técnica de emisiones. El traspaso supondrá mejores condiciones de trabajo y un aumento salarial.

La gestión Thomson

Pasamos más de un mes intentando hablar con los directivos de Thomson, pero al cierre de esta edición todavía no se habían decidido a conceder entrevistas. (En el ínterin la firma trasladó sus oficinas al piso 12 del edificio sito en Perú 143, lindando con la CNC.) De todos modos, la lectura del pliego definitivo más algunos detalles brindados por fuentes confiables permitieron a RTA reconstruir el plan previsto de actividades.

El país cuenta actualmente con menos de media docena de estaciones de control. El pliego pedía un mínimo de 16 estaciones: Thomson ofreció 24, que debe instalar en menos de tres años. Durante el ’98 deben completarse las estaciones en Capital y Gran Buenos Aires, que es la zona más crítica. Las Fuerzas Armadas mantendrán el control de sus propias frecuencias.

Thomson aportará el nuevo equipamiento a utilizar, tanto en hardware como en software (también a las Fuerzas Armadas). El sistema informático a utilizar incluirá planimetría tridimensional de todo el territorio nacional (excluyendo Antártida Argentina e Islas Malvinas, no incluidas en la licitación), para obtener los parámetros por vía virtual. Una vez terminado el contrato -de quince años con opción a otros cinco- todos los bienes muebles e inmuebles serán transferidos a la CNC. También será propiedad de ésta "el software desarrollado específicamente para la gestión del espectro radioeléctrico" (art. 13 del contrato), que Thomson no podrá comercializar. Sólo se mantendrá la propiedad de los softwares comerciales utilizados bajo licencia, que la CNC podrá usar en forma permanente.

Thomson no intervendrá en la administración ni en la carga de datos, dos actividades previstas en el pliego original y luego eliminadas. "El concesionario vendría a operar como una gerencia de la CNC, que nos da el soporte técnico y avisa de las interferencias" explica nuestra fuente; "después la CNC va al lugar de la infracción con la orden de allanamiento del juez".

Por sus servicios, Thomson cobrará durante los primeros 3 años el 66% (75% con el IVA) de la facturación, lo que le reportaría unos 20 millones de pesos cada año; a partir de entonces, el 33% sin IVA, calculado en 12 millones. El presupuesto actual de la CNC es de 35 millones. La facturación anual de Thomson en el mundo rondea los 15 mil millones anuales. Las cifras sugieren que, para la firma francesa, el del control es un negocio menor.

Los usuarios que ya estaban operando no sufrirán aumentos en la tasa radioeléctrica. "El negocio para el concesionario es que el espectro se limpie, porque así va a venir más gente a pedir licencias e inscribirse" dicen en la CNC.
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Fernando Chiappussi

Continuará

En el próximo número especificaremos otros detalles del contrato que liga a Thomson con el Estado argentino y que tienen que ver con las bandas reservadas en el espectro para radio, televisión y cable. Esperamos para entonces haber concretado la entrevista con los directivos del concesionario. Thomson ya entró en funciones, y es de importancia para todos los operadores de radio y TV conocer los límites y alcances de su gestión, así como los criterios con que operará sobre los administrados. RTA confía en poder cumplir ese cometido.


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