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¿Crisis u Oportunidad?

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¿Crisis u Oportunidad?

Por Dr. Horacio Martinelli

¿Cómo debemos interpretar las permanentes contradicciones en materia de radiodifusión? ¿A quien atribuir la errática estrategia del Organismo de Control, sus marchas y contramarchas?
En algunos casos la mencionada oposición entre actos y palabras pueden explicarse invocando razones políticas, decisiones tomadas en niveles de la administración nacional superiores al COMFER, los que de seguro reciben las presiones que ejercen los grupos de interés que interactúan en la actividad tratando de influir en los máximos niveles del Poder Ejecutivo.
Otras, tal vez podrán vincularse a la personalidad del interventor de turno al frente del organismo de aplicación; pero en la mayoría de los casos, los actos incomprensibles son el producto de las actitudes, de los comportamientos de los funcionarios que llegan a la actividad con el claro propósito de recuperar el orden que alguna vez tuvo y terminan cometiendo desaguisados que hacen cada vez más difícil y lejana la solución de los problemas que pretenden resolver.
En el campo político, un día se resguarda la legalidad, se aplican a rajatabla las normas vigentes, pero al día siguiente se da prioridad a reglamentos vinculados con la clandestinidad y se avanza sobre la ley positiva. Así observamos decisiones que, en algunos casos, mejoran ostensiblemente los parámetros técnicos de emisoras pendientes de normalización, se les autoriza la instalación y su funcionamiento como si se tratara de titulares de licencias categoría “A” y de la mañana a la noche permisos precarios y provisorios se utilizan para emitir violando incluso los parámetros establecidos en el Plan Nacional de Frecuencias.
En materia de conducción del Comfer, mucho habría para analizar, pero de lo que no hay dudas es que su accionar es cambiante. Un día aspira a normalizar el espectro radioeléctrico, ordenar definitivamente las transmisiones de radio y televisión y otro, patrocina la instalación de una FM que sale al aire con mas de 35 Kw de potencia en el transmisor, y lo que es peor, dicho proyecto es presentado por las propias autoridades del organismo.
En un momento se preocupa por actualizar el plexo normativo, trabajar sobre el pliego de condiciones para encarar finalmente el reordenamiento de las emisoras de baja potencia. En otro parece compartir el proyecto sostenido por algunas emisoras importantes, quienes afirman, no sin razón, que estaría próximo el vencimiento de los permisos precarios y provisorios otorgados a mediados de 1989.-
En efecto, al transcurrir 15 años desde que las emisoras clandestinas registradas conforme el decreto 1357/89 iniciaron sus transmisiones, por aplicación analógica del artículo 41 de la ley 22.285, expiraría el permiso precario, y los permisionarios podrían entonces solicitar la prorroga del plazo por otros diez años, dando inicio al complejo proceso de renovación.
Alguien podrá sostener que regir los destinos de la radiodifusión en nuestro país obliga a incurrir en varias contradicciones, y que estas son propias del arte de gobernar.
Frente a la enorme cantidad de circunstancias, presiones, pugna de intereses que participan en este como en otros sectores de la economía, si el Ejecutivo tiene claro donde quiere llegar en la materia, las contradicciones en que incurren sus funcionarios, podrán no satisfacernos, pero si el fin está claro, no cabe abrir juicio de valor al respecto.
En cambio, si las contradicciones reflejan dudas en la acción, si ellas son el resultado de la improvisación o la ignorancia, entonces llegó el momento de tratar de influir para que el error no persista.
Esto es lo que se vislumbra en el medio, son varios los empresarios que han iniciado consultas a los mejores expertos para que analicen la probabilidad de demandar con éxito al Ejecutivo a través del COMFER reclamando la reparación de los perjuicios sufridos por la acción u omisión del organismo.
Algunos demandaran por que el Comfer no es capaz de garantizar lo más elemental, el normal funcionamiento de la emisora adjudicada dentro de su área primaria de servicio. Otros por no haber obtenido aún la confirmación de la licencia adjudicada en 1999 y cuyo efecto fue suspendido por el gobierno de la Alianza.
Finalmente varios piensan en accionar contra el organismo por no haber resuelto aún sus presentaciones dentro del plan de normalización iniciado ya hace más de 6 años.
Todos tienen parte de razón y se nota un clima enrarecido en el sector, los administrados han perdido la paciencia, las demandas por reparación de los daños causados involucran varios cientos de millones de pesos, y es el Poder Judicial quien como corresponde dirá la última palabra en este conflicto.
La intervención en el Comfer puede aún encaminar su gestión, puede explorar formulas creativas dirigidas a resolver el funcionamiento de las estaciones de radio y televisión en las 17 zonas de conflicto, puede garantizar a quienes ganaron los concursos, que sus emisoras funcionaran sin interferencias perjudiciales, de lo contrario antes o después deberá indemnizar los daños que desde hace 15 años las sucesivas gestiones han causado.

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